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Una historia macabra, tejida con obsesiones, engaños y una ejecución calculada al milímetro, terminó por derrumbarse debido a un descuido que dejó al descubierto uno de los crímenes más impactantes que ha conmocionado al Reino Unido en los últimos años.
Yostin Andrés Mosquera, un actor colombiano de 35 años nacido en Medellín, fue declarado culpable del asesinato brutal de dos hombres en Londres. Aunque parecía haber planeado cada paso para borrar su rastro, un error lo llevó directamente a manos de las autoridades.
El crimen ocurrió el 8 de julio de 2024 en una vivienda ubicada en el barrio Shepherd's Bush, al oeste de la capital británica. Las víctimas fueron identificadas como Albert Alfonso, de 62 años, y Paul Longworth, de 71.
Según la Policía, Mosquera primero acabó con la vida de Longworth con un martillo, tras cerrar cuidadosamente las cortinas del apartamento, como quedó registrado en una cámara de seguridad. Luego acabó con la vida de Alfonso, con quien mantenía contacto desde hacía meses a través de una plataforma de contenido para adultos.
Tras los homicidios, el colombiano decapitó y desmembró los cuerpos. Su plan parecía diseñado para no dejar huella, pero todo cambió la noche del 10 de julio, cuando fue visto arrastrando una pesada maleta manchada de sangre sobre el icónico Puente Clifton Suspension, en Bristol.
Un ciclista que pasaba por el lugar notó algo sospechoso y lo encaró. Mosquera intentó justificar la sangre diciendo que se trataba de aceite de auto, pero al verse descubierto, huyó del lugar.
Tres días después, el 13 de julio, fue capturado cerca de la estación de tren Bristol Temple Meads, todavía con una camiseta manchada de sangre. Dentro de las maletas, la Policía halló los restos humanos.
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El detective inspector Neil Meade, encargado de la investigación, afirmó que Mosquera estuvo cerca de cometer "el asesinato perfecto", pero cometió un error crucial: trasladar los cuerpos.
No necesitaba desmembrarlos ni llevarlos a Bristol. Pero lo hizo, y eso fue lo que lo delató
Testigos como Roger y Giles Malone, padre e hijo que lo vieron esa noche, aseguraron que la escena fue tan extraña como perturbadora. La descripción del colombiano como un hombre alto, vestido de negro y cubierto con un sombrero, aún resuena entre los residentes de la zona.
El caso, catalogado por la Policía como uno de los más angustiantes que han enfrentado, terminó con una condena firme para Mosquera, cuyo pasado como actor pornográfico y sus conexiones con las víctimas en Colombia y Reino Unido añadieron un tinte aún más oscuro a una tragedia que estremeció a dos naciones.
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