Los lentes de contacto se han convertido en una alternativa para aquellas personas que les formulan gafas, ya sea por su tamaño o por su comodidad (para algunos). Sin embargo, estos también exigen ciertos cuidados al ir puestos dentro de los ojos.
Es por ello que, expertos entregan ciertas recomendaciones a quienes van a usar lentes de contacto: no dormir con ellos, limpiarlos con regularidad, descansar por momentos de su uso, entre otros buenos hábitos.
En ese mismo sentido, al no seguir las recomendaciones, los usuarios de lentes pueden correr diferentes riesgos, ya que estos pueden actuar como transmisor de infecciones por su contacto directo.
Este es un ejemplo de ello. El caso de Mike Krumholz, un joven estadounidense, de 21 años, que quedó parcialmente ciego de un ojo después de haber tomado una siesta con los lentes de contacto puestos y de que un parásito se haya comido buena parte de su córnea.
Todo sucedió cuando en diciembre pasado Krumholz olvidó quitarse los lentes de contacto y durmió una siesta rápida de 40 minutos. Sin embargo, cuando despertó cayó en cuenta de esto al mirar su ojo derecho bastante inflamado y rojo.
Según recogió el diario británico Daily Mail, después de notar que su ojo, en vez de reducir la inflamación, empezaba a perder la visión y a dolerle más, se fue de urgencias y se pensó en un primer momento que se trataba de herpes simple, por lo que le recetaron antibióticos para tratarla.
Publicidad
“Encontraron en mi ojo el virus del herpes (o eso pensaron). Me trataron durante un mes entero por el virus. Me cansé de escuchar ‘este es solo un virus muy terco, pero se irá’”, escribió en la plataforma TikTok.
Sin embargo, esto no ayudó y por el contrario ayudó a que el raro parásito se propagara con más velocidad por su ojo. Los exámenes continuaron hasta que los especialistas dieron con el diagnóstico correcto.
Publicidad
De acuerdo con el ya citado medio, los médicos detectaron que se trataba de una infección bacteriana carnívora, conocida como queratitis por acanthamoeba (AK), “que puede causar una pérdida de visión permanente y significativa”.
“La pupila está tapada. No tengo una en este momento. Eso se debe a que la córnea está muy nublada y a que la ameba (parásito) se ha comido gran parte de ella”, detalló Krumholz, quien sigue teniendo esperanzas de recuperar al menos un porcentaje de su visión por ese ojo debido a un trasplante de córnea.
Publicidad