Los colombianos en Ecuador, la otra cara de la crisis en la frontera
Al menos medio millón de colombianos reside hoy en territorio ecuatoriano, más de 50.000 en condición de refugiados.
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Colombia y Ecuador además de ser países vecinos, comparten lazos de hermandad. Ecuador acogió a miles de colombianos que, en pleno auge de la violencia, cruzaron la frontera en busca de oportunidades.
Según datos oficiales, al menos medio millón de colombianos reside hoy en territorio ecuatoriano, más de 50.000 en condición de refugiados. La tensión que se vive en la frontera norte ha generado la preocupación de los connacionales que se radicaron en Ecuador y sienten la indignación de los dueños de casa por los secuestros y asesinatos que comenten las disidencias de las Farc.
En las calles de Quito, capital de Ecuador, el tema de conversación es ‘Guacho’, el temido jefe de los disidentes que se tomó el control de la frontera, generando además otras consecuencias como el desplazamiento masivo de más de 7.000 ecuatorianos que temen caer en la trampa de la guerra, una guerra que hoy está cobrando vidas.
Vea aquí: Tenemos la certeza plena que ‘Guacho’ está en Colombia: MinInterior de Ecuador
Yeison Giraldo es un antioqueño que desde hace dos años vive en Tulcán, capital de Carchi, una de las tres provincias sobre las cuales el Departamento de Estado de los Estados Unidos lanzó una alerta de viaje la semana pasada, ante el riesgo que implica estar en la zona. En diálogo con BLU Radio explicó que la situación de orden público en la región también repercute en los colombianos, que empiezan a ser vistos con otros ojos.
“Me dedico al comercio, a lo que salga para el rebusque. Lo de la frontera me está afectando porque la Policía ya no me deja trabajar. Nos está afectando a todos porque lo detienen a uno por ser colombiano, le piden documentos y entonces no se puede andar por ahí tan tranquilo por la calle”, relató Giraldo.
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¿Endurecer controles migratorios a colombianos?
Una de las posibilidades es endurecer la política migratoria de Ecuador, sin embargo, para muchos no suena descabellado que empiecen a aumentar los controles ante el nuevo panorama.
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El asambleísta de Creo, Fabricio Villamar, asegura que “Ecuador ha sido un país inmensamente solidario con Colombia”, y que, pese a esa hermandad, podría abrirse el debate en el país en torno a los beneficios que hoy reciben los colombianos aquí.
“Mientras ustedes tenían un desplazamiento muy fuerte por causa de la violencia, nosotros abrimos nuestras puertas, nuestras fronteras en los noventa, y en el Ecuador hoy hay miles de ciudadanos que hacen su vida en paz acá. Queremos seguir siendo ese país, porque el siguiente evento que puede producirse es que, ante los hechos, surjan voces que se planteen que esta apertura infinita y cariñosa que hemos tenido cese, y comencemos a tener controles mucho más fuertes respecto a quienes cruzan nuestras fronteras”, explicó Villamar.
Las voces de los ecuatorianos
“Este es un problema de Colombia, no es nuestro”, esa es tal vez la frase que más repiten los ecuatorianos en las calles, durante las multitudinarias marchas en rechazo a la violencia.
Más allá de esa discusión sobre quién es el culpable, hablamos con varios ciudadanos en las calles de Quito y sostienen que los colombianos no deben pagar los platos rotos por lo que pasa en la frontera y que son los gobiernos quienes deben garantizar la seguridad y encontrar soluciones urgentes a esta crisis, para evitar que el tema se convierta en una guerra entre colombianos y ecuatorianos.
“No tiene por qué afectarse la relación. Históricamente Venezuela, Colombia y Ecuador han sido hermanos y este momento no tiene porqué romperse. Aquí no se ha perseguido a nadie aún y esperamos que tampoco ocurra, aunque hay malos elementos que perjudican a sus propios compatriotas”, dijo uno de los consultados.
“Si unimos las fuerzas, tanto colombianos como ecuatorianos podremos combatir contra este tipo de situaciones. Quien es responsable de todo es Colombia, que debería mantenerse firme para controlar la situación”, expresó otra ciudadana ecuatoriana.
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El espejo retrovisor
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Sectores políticos, por su parte, encuentran en gobiernos pasados la respuesta a lo que ocurre hoy en Ecuador, donde se empiezan a sentir de forma mucho más directa las consecuencias del conflicto armado de más de 50 años en su vecino, Colombia.
La asambleísta Cristina Reyes, una de las más fuertes opositoras de Rafael Correa, asegura que fue en los dos mandatos del expresidente donde se cedió terreno en la lucha contra estas estructuras.
Reyes dice que “desde el 2007, Rafael Correa Delgado, siguiendo la receta del Foro de São Paulo, desmanteló todos los sistemas de seguridad e inteligencia de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional y luego las politizó creando una agencia de persecución a sus rivales y opositores”.
Además, lo acusa de usar gastos reservados del Gobierno (más de USD $300 millones) en “convenciones, reuniones y fiestas de la extrema izquierda, mezclados entre ETA, las Farc, ELN, terroristas, narcos y otros, descuidando y atentando contra la seguridad interna del Estado, sino prever las consecuencias que hoy estamos viviendo”.
Reyes también señala que ese gobierno no previó las consecuencias de la firma del acuerdo de paz con las Farc en Colombia.
En esto último, y desde otra orilla, coincide el general (r) Paco Moncayo, exjefe de las fuerzas militares y exalcalde de Quito, quien asegura que el Estado colombiano no ocupó a tiempo los espacios dejados por la guerrilla, que terminaron copando sus disidencias.
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“Es evidente que si hay una desmovilización de fuerzas político-militares, como eran las Farc, aunque implicadas en el narcotráfico, si salen del territorio en el que están ejerciendo un cuasi gobierno y el Estado colombiano no ocupa inmediatamente ese espacio, alguien lo iba a ocupar”, argumentó el general Moncayo, quien fue además candidato presidencial.
Mientras esto ocurre, ya hay quienes advierten consecuencias económicas para los habitantes de esa zona de frontera, que viven principalmente del turismo, y piden a los gobiernos actuar de manera coordinada para evitar que tanto Colombia como Ecuador sigan poniendo muertos en esta nueva guerra que, según voces como la del gobernado de Nariño, Camilo Romero, está empezando a surgir.
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