Mujer condenada por asesinar a su compañera en juego íntimo resultó inocente años después
El tribunal determinó que las pruebas de ADN que vinculaban a Knox y a Sollecito presentaban graves fallas en su recolección y análisis.
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Lo que parecía un caso policial más se convirtió en uno de los juicios más mediáticos de Europa en la primera década de los 2000. En noviembre de 2007, la ciudad universitaria de Perugia, en Italia, se vio sacudida por el hallazgo del cuerpo sin vida de Meredith Kercher, una joven británica de 21 años. El crimen marcó el inicio de una larga batalla judicial que tuvo como protagonista a Amanda Knox, una estudiante estadounidense que fue condenada y luego absuelta tras años de controversia.
El 2 de noviembre de 2007, Knox regresó al departamento que compartía con Kercher y otras estudiantes extranjeras. La puerta estaba entreabierta, el baño presentaba rastros de sangre y una habitación permanecía cerrada. Al llegar la policía, la escena resultó devastadora: Kercher yacía semidesnuda en el piso de su cuarto, con múltiples puñaladas en el cuello.
La investigación tomó un rumbo inesperado cuando los agentes empezaron a sospechar de Knox y su entonces novio, Raffaele Sollecito. Según los fiscales, la actitud de la joven —a quien describieron como “fría y distante”— no correspondía a la de alguien que acababa de perder a su compañera. A partir de ese prejuicio, la hipótesis oficial comenzó a girar en torno a un supuesto “juego sexual” que habría terminado en tragedia.
La acusación incluyó a Rudy Guede, un joven marfileño de 20 años cuyo ADN apareció en la escena del crimen y en las pertenencias de Kercher. Para los fiscales, Guede no había actuado solo: sostenían que Knox y Sollecito habían participado en la agresión.
En 2009, tras un juicio ampliamente cubierto por la prensa internacional, Amanda Knox fue condenada a 26 años de cárcel y Sollecito a 25. Los medios italianos e internacionales contribuyeron a forjar la imagen de Knox como una “femme fatale manipuladora”, en contraposición con su perfil de estudiante extranjera de clase media.
La defensa apeló y en 2011 la Corte de Apelaciones de Perugia revocó la condena. El tribunal determinó que las pruebas de ADN que vinculaban a Knox y a Sollecito presentaban graves fallas en su recolección y análisis. Tras cuatro años en prisión, Knox recuperó la libertad y regresó a Estados Unidos, donde fue recibida como víctima de un proceso judicial cuestionado.
Sin embargo, en 2013, la Corte de Casación italiana anuló la absolución y ordenó un nuevo juicio. Un año después, Knox y Sollecito fueron condenados nuevamente.
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Finalmente, en marzo de 2015, la Corte Suprema de Italia puso fin al caso: absolvió de manera definitiva a ambos jóvenes y señaló que la investigación estuvo marcada por errores, omisiones y una clara falta de pruebas.