Las dudas están en la trayectoria de los proyectiles que provocaron la muerte de Bonilla. La versión oficial señala que los disparos fueron hechos por sicarios desde una motocicleta que se movilizaba a 80 kilómetros por hora y atacaron al ministro por la parte de derecha, sin embargo al menos un disparo fue en sentido contrario.
Otras dudas consignadas en este informe, que hará parte del libro que en el mismo sentido publicará el periodista Alberto Donadio, señala que es muy extraño que los asientos del conductor y escolta resultaran afectados por los impactos de bala y ellos ilesos, se preguntan si acaso detuvieron el vehículo para completar el crimen; pues los rastros de disparos en el cuerpo del Ministro indican que fueron a corta distancia.
Los fiscales adelantarán la diligencia en un cementerio de Neiva para confirmar estas versiones que de ser ciertas le darían un sentido completamente diferente a la investigación, que por años dejó como único responsable al narcotráfico.
El asesinato de Rodrigo Lara Bonilla, la verdad que no se conocía: el libro que se lanza este martes escrito por Alberto Donadío
En entrevista con Mañanas BLU, Donadío aseguró que lo que no se conocía del asesinato de Lara Bonilla es que “algunos hechos no ocurrieron como dice la versión oficial y que tuvo que haber una participación de los acompañantes del ministro, de los escoltas y choferes, porque hay unos misterios y enigmas que solo se pueden descifrar si hay una participación del personal que acompañaba al ministro”.
Recordó que los únicos testigos de la muerte de Rodrigo Lara Bonilla el 30 de abril de 2984, ocurrido en la Calle 127 en Bogotá, eran los choferes y escoltas del DAS que iban con él.
“Lo que revela este dictamen que es el sustento o la base del libro es que ahí pasaron otras cosas que se pueden resumir a manera de hipótesis en que el carro estaba detenido, contrariamente a la versión del chofer que dice que él mantuvo una velocidad de 70 u 80 kilómetros cuando lo atacaron, la puerta del chofer estaba abierta, la puerta del ministro estaba abierta”, agregó el investigador.
Finalmente, el periodista Alberto Donadío consideró que se trató de “un crimen oficial pero con la participación de sus ayudantes, no un crimen de Estado, no una orden de arriba”.