Fue eterno: exsecuestrado de Farc relata cómo fue su cautiverio
En diálogo con El Radar, Aníbal Rodríguez contó la manera en que vivió 39 meses secuestrado por las Farc.
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El frente 55 de las Farc, conocido como columna móvil Teófilo Forero, fue una de las unidades de esa guerrilla que más acciones violentas y atentados cometió durante el conflicto armado.
Una de las acciones criminales más recordadas fue el asalto al edificio Torres de Miraflores en Neiva, donde el 26 de julio de 2001 secuestraron a 15 personas que permanecieron en cautiverio durante varios años.
Aníbal Rodríguez Rojas fue uno de los plagiados y en diálogo con Blu Radio recordó los angustiosos momentos que vivió durante varios años.
“En total fueron 39 meses, tres años y tres meses. Estuvimos en la antigua zona de distención durante todo el tiempo. Allí llegamos durante el proceso en el cual el Gobierno nacional había declarado esa área como zona de despeje para las negociaciones que el Gobierno de Pastrana adelantaba con las Farc, no obstante, esa zona se convirtió en refugio de secuestrados, entre muchas otras cosas” recordó Aníbal.
El asalto en que fue plagiado ocurrió el 26 de julio del año 2001 en un “edificio que queda en todo el centro de la ciudad, a muy pocas cuadras del comando departamental de Policía y del comando de la Novena Brigada. Es una zona que por su localización en teoría tiene las mejores condiciones de seguridad de la ciudad”.
“Esa noche me secuestran con casi toda mi familia. De los 15 secuestrados inicialmente nueve eran miembros de mi familia y finalmente de las personas que hicimos el trayecto del secuestro tres éramos de mi familia: mi cuñado, mi hija que entonces tenía 15 años y yo”, añadió.
Indica también que su secuestro se produjo con relativa facilidad para las Farc porque “ellos tomaron a su favor el factor sorpresa. Las fuerzas de seguridad no reaccionaron. Hubo una evidente falla en el servicio en ese momento”.
“Ellos creyeron, eventualmente, que se trataba de una toma de la ciudad y lo que hicieron fue acuartelar todas las fuerzas, tanto el Ejército como la Policía se acuartelaron en sus instalaciones dispuestos a repeler desde ahí cualquier toma y cuando ya se dieron cuenta había pasado mucho tiempo y ya nosotros habíamos sido llevados hacia la zona montañosa de Neiva”.
Indica también que “solamente una patrulla fortuita de la Policía, que pasó por ese sitio, los enfrentó, pero eran dos policías armados con armas cortas frente a un grupo muy grande de guerrilleros que tenían una capacidad de fuego muy fuerte”.
Aníbal Rodríguez recordó también la primera vez que vio a alias ‘El Paisa’, quien comandó la Columna Teófilo Forero:
“Esa primera vez que lo vimos al llegar al campamento nos dijo que éramos secuestrados de la Teófilo Forero, que podíamos escribir a las familias para que esas cartas fueran pruebas de supervivencia y que las razones por las cuales estábamos ahí era una motivación económica”.
“Básicamente eso. Era una persona que simplemente escuchaba lo que nosotros decíamos, pero no respondía absolutamente nada”, agregó.
En cuanto a su tiempo de cautiverio, rememora que “fueron años eternos. Es una situación muy difícil, absolutamente lamentable desde todo punto de vista. No solamente por las condiciones infrahumanas en que debíamos estar, sino sobre todo porque la ruptura del entorno familiar, el sacarse a la persona de su contexto, del medio en que desarrolla su actividad social, productiva, profesional, es sumamente difícil”.
“Perder la dignidad, no tener la capacidad de tomar sus propias decisiones y estar en esas condiciones es muy difícil. Un ser humano se adapta a las peores situaciones materiales de existencia, pero a lo que uno no puede adaptarse, ni puede renunciar, es a su dignidad como ser humano, y ahí hay un golpe emocional muy fuerte”, dijo Aníbal, al tiempo que reflexionó que el hecho de “estar lejos de su familia, el entender que la familia no sabe nada de su situación es muy difícil, es verdaderamente humillante y es una de las peores cosas que le pueden suceder a un ser humano en la vida”.