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Varios líderes espirituales de los pueblos indígenas que habitan la Sierra Nevada bajaron de la montaña y llegaron directamente a la desembocadura del río Gaira en sur del Rodadero. Indignados y en silencio observaron la demolición de un promontorio de rocas en el que desde hace miles de años realizan ceremonias rituales o pagamentos.
El mamo José Gabriel de la comunidad Kogui, quien comandó la expedición y la protesta, dijo que desde niño inició su proceso de líder espiritual haciendo peregrinaciones desde lo más alto de la Sierra hasta este lugar.
“Cada vez que hay muchas lluvias o hay veranos fuertes hacemos pagamentos aquí, por eso yo he venido varias veces en los últimos años”, aseguró el guía aborigen.
La colina rocosa, reclamada por los nativos y que está siendo demolida para edificar un complejo habitacional de 18 pisos a orillas del mar, se levanta a los pies de la desembocadura del río Gaira y la quebrada Bureche, y es como un brazo de la Sierra Nevada que se saluda con el mar.
Según Rogelio Mejía Izquierdo, líder de la comunidad arhuaca, la destrucción de este sitio sagrado es un atentado contra sus costumbres y la vida misma: “Aquí los mamos recogen piedras y caracuchas para hacer los rituales. También recogemos agua y es un sitio de enseñanza para los nuevos mamos, si lo destruyen se pierde una tradición”, concluyó.
Sereno, pero con rabia en el corazón el mamo José Gabriel hizo un llamado urgente al gobierno nacional: “Yo quiero que me conteste el gobierno colombiano si lo que quiere es acabarnos que nos acabemos de una vez. Los mamos sabemos que 80 mil años podemos vivir, pero nos quieren acabarnos nosotros mismos”. Manifestó que adelantarán acciones jurídicas porque el sitio está reconocido por ley.
Luego de evaluar la situación las autoridades ambientales de Santa Marta ordenaron la suspensión de las obras, inmovilizaron la maquinaria y retuvieron los equipos con los cuales se alcanzó a demoler gran parte de la colina. Las rocas desprendidas fueron a parar al lecho de la quebrada Bureche, taponando su desembocadura.
Jaime Avendaño, Director departamento medio ambiente de Santa Marta, señaló que la obra ya había sido suspendida y los constructores reventaron los sellos. Indicó que se están violando varias normas, especialmente ambientales y de consulta previa por ser un sitio que está dentro de la llamada Línea negra.
“Los constructores tienen una licencia de la Curaduría: Me extraña que la Curaduría emita un permiso en el cual viabiliza una actividad constructiva sin antes contar con los respectivos trámites y permisos”, anotó el funcionario.
Los directivos de la constructora no se hicieron presentes en el lugar, pero el exsenador Luis Eduardo Vives, quien dijo ser uno de los inversionistas del proyecto, se comunicó vía celular con este periodista y explicó que la obra se adelanta porque tiene toda la documentación en regla y esperan hacer claridad ante las autoridades y los indígenas.