Mercenarios colombianos: el oscuro mercado global para combatir guerras extranjeras

El fenómeno de los mercenarios colombianos operando en conflictos armados y situaciones de seguridad en el extranjero han generado polémica, evidenciando un "mercado oculto" global. Esta situación involucra no solo aspectos económicos y de seguridad, sino también importantes consideraciones legales y de derechos humanos.En diálogo con Mañanas Blu con Camila Zuluaga habló el docente e investigador de la Universidad Externado de Colombia Andrés Macías Tolosa, miembro del grupo de trabajo de Naciones Unidas sobre mercenarios.Explicó que la definición legal de mercenario fue establecida por la Convención de Naciones Unidas contra el Mercenarismo, vigente desde 2001. Determina que una persona es mercenaria si es “contratada para combatir en el extranjero en un conflicto armado o para derrocar un Gobierno o para socavar la integridad” de una nación.Además, debe tener un provecho económico “superior a lo que recibiría un soldado de su mismo rango”, no ser nacional del lugar donde combate y no haber sido enviado en misión oficial, entre otras características.Detalló que, bajo esta definición, no todos los colombianos que participan en actividades militares en el extranjero son mercenarios. Dijo que, por ejemplo, muchos han formado parte de las fuerzas regulares de otros estados.Tal y como sucede con el Ejército de Emiratos Árabes Unidos desde 2004-2005, donde eran contratados, recibían un salario, residencia y formaban parte de un ejército regular, lo que “técnicamente no los clasifica como mercenarios”.La situación legal: un vacío en ColombiaA pesar de la existencia de una convención internacional contra el mercenarismo desde 2001, su aplicación es limitada, ya que “solamente aplica para los estados firmantes”. Actualmente, señaló que solo 38 estados han ratificado esta convención y “Colombia no se encuentra entre ellos".Aunque hay un proyecto de ley en Colombia para ratificar la convención, el delito de mercenarismo aún no existe en la legislación interna del país, según aseveró. Esto significa que, incluso si la convención es ratificada, el Gobierno colombiano necesitará desarrollar una regulación interna para tipificar este delito.“Sí existe una regulación internacional para eso, desde 2001, pero solamente aplica para los estados firmantes. A parte de eso, no hay una regulación como tal”, puntualizó.Reclutamiento de mercenariosEl reclutamiento de estas personas se lleva a cabo a través de diversos mecanismos. Existen “head hunters” que buscan individuos afines a estas actividades. Recalcó que, además, las redes sociales juegan un papel crucial, como TikTok e Instagram, en las que muchos actores, incluyendo estados o compañías militares privadas, promocionan vacantes.Contó que también se utilizan canales de WhatsApp o de redes de comunicación entre mismos excombatientes o militares retirados. La información sobre las actividades puede ser vaga inicialmente, y a veces “solamente cuando se firma el contrato es que se sabe exactamente qué se va a hacer”.¿Por qué son tan solicitados los militares colombianos retirados?Tolosa respondió que el mercado internacional tiene una gran demanda por el militar y policía colombiano retirado. Esto se debe a que Colombia tiene “una imagen de tener una fuerza pública muy grande” y una amplia experiencia en conflicto, lo que ha generado un gran número de militares y policías retirados con un “entrenamiento muy alto reconocido por Estados Unidos” y otros estados.Además de esa alta calificación, muchos de estos retirados, a menudo de 38 años con 20 años de servicio, tienen una “necesidad adicional de mayores ingresos, de mayor sostenibilidad económica”, contó. Esto los hace propensos a buscar oportunidades en el mercado internacional, que ofrece “unos pagos bastante altos que son apetecidos por los mismos colombianos”, de acuerdo con el experto.