"Omaira me marcó para siempre": el relato que revive la tragedia de Armero a 40 años
La memoria de Omaira quedó registrada gracias al camarógrafo español Evaristo Cañete, corresponsal de Televisión Español
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Colombia conmemora esta semana los 40 años de la avalancha de Armero, una de las tragedias más profundas y dolorosas de su historia reciente. En ese recuerdo colectivo vuelve la imagen de Omaira Sánchez, la niña de 13 años que luchó por su vida durante horas frente a los ojos del mundo y que se convirtió en símbolo eterno del desastre.
La memoria de Omaira quedó registrada gracias al camarógrafo español Evaristo Cañete, corresponsal de Televisión Española, quien habló con El Radar sobre esos días que lo marcaron para siempre. En su voz se entrelazan la crudeza del momento y la humanidad de la niña, cuya serenidad, valentía y capacidad de dar ánimo en medio del dolor siguen estremeciendo cuatro décadas después.
Cañete había llegado a Colombia apenas una semana antes de dos hechos que estremecieron al país: el holocausto del Palacio de Justicia y, ocho días después, la tragedia de Armero. La noche del 13 de noviembre, mientras cubría un concierto en Bogotá, recibió la noticia de la erupción del Nevado del Ruiz. “Decidimos descansar un rato y al amanecer nos vamos”, recordó. A la mañana siguiente emprendió camino junto al conductor Norberto Sánchez.
El viaje, marcado por tráfico y dificultades, los llevó a Armero casi al anochecer del día posterior a la avalancha. Comenzaron entonces a registrar lo que encontraban: sobrevivientes cubiertos de lodo, cuerpos que eran trasladados y escenas que revelaban la magnitud del horror. Al amanecer, avanzaron entre escombros y restos de viviendas hasta llegar a una zona donde Defensa Civil intentaba rescatar a una niña atrapada: Omaira.
Evaristo recuerda con detalle ese primer momento: “Nada más amanecer, podía ser 6:30 de la mañana”. La niña, atrapada entre vigas y agua, lo miró y le preguntó: “¿De dónde son ustedes?”. Él respondió: “De Televisión Española, pero esto se va a ver en todos los sitios”. Ella, con serenidad sorprendente, replicó: “¿Puedo decir unas palabras?”.
Durante las horas que permaneció a su lado, Evaristo vio algo que aún hoy lo conmueve: “La niña nos daba ánimos. Ella creía que iba a salir y decía: ‘Voy a salir triunfante’”. Los intentos de rescate fueron constantes, pero inútiles: un joven se sumergió para intentar mover los escombros, Defensa Civil buscaba alternativas, pero la estructura la mantenía atrapada sin posibilidad técnica de liberarla.
Cañete permaneció alrededor de una hora y media junto a ella antes de recorrer otras zonas del desastre para grabar amputaciones improvisadas, partos en condiciones extremas y sobrevivientes en estado crítico. Luego tuvo que regresar a Bogotá para enviar el material a España. Días después se enteró desde Madrid de la muerte de Omaira.
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Cuarenta años después, sigue siendo la historia más impactante de su carrera. “He estado en guerras, en genocidios, en epidemias… pero lo de Colombia fue distinto. La cercanía con que te hablaba la niña… eso se queda muy grabado”.
Y así, cuatro décadas más tarde, la voz de Omaira, preservada por la cámara de Evaristo, sigue recordándole al país la obligación de no olvidar.
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