Todavía no sabemos por qué mataron a nuestras familias: víctimas de La Chinita
Tras la masacre todo fue terror y La Chinita se convirtió en un pueblo fantasma.
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“Cuando ya no se escuchó ningún ruido y todo estaba en silencio mi hijo abrió los ojos, pero desgraciadamente uno de los bandidos iba pasando, le disparó y lo mató”, dice doña Silvia Berrocal, quien asegura que su hijo, Alcides Lozano Berrocal, recibió el último disparo de la masacre de La Chinita en San José de Apartadó que dejó 35 víctimas a manos de las Farc.
Dice que pasada la 1:00 de la madrugada del 23 de enero de 1994 los guerrilleros incursionaron cuando se festejaba una verbena y que después de 26 años no tiene idea por qué asesinaron a su ser querido y amigos.
“Es importante que ellos lo digan para nosotros descansa para que nosotros sepamos porque tomaron esa decisión (…) todas las personas que cayeron eran conocidas y mi hijo de 16 años. Fue una cosa muy dolorosa”, expresó.
Tras la masacre todo fue terror y La Chinita se convirtió en un pueblo fantasma.
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“Después de las seis de la tarde uno tenía que encerrarse, entonces no era una cosa sana para uno”, dice doña Silvia.
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Al dolor se sumó el miedo y varios pobladores se tuvieron que marchar a otras regiones del país.
“Me fui para Montería pero a los seis meses me regresé a Apartadó porque sentía que había dejado abandonado a mi hijo que había quedado enterrado allí”, agregó.
Desde hace 26 años la señora Silvia visita semanalmente la tumba de su hijo, y dice que cuando está frente al sepulcro piensa con mucho dolor sobre la juventud y los sueños de su ser amado.
“Él quería ser futbolista, le gustaba mucho”, dice.
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Doña Silvia dice que las víctimas de la masacre de La Chinita esperan que además de perdón y verdad se le exigirá el próximo dos de octubre a las Farc y al Gobierno que se les repare económicamente porque aún hay desplazados y afectados sin viviendas en San José de Apartadó.
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Las víctimas de la masacre de La Chinita esperan que con la dejación de armas las Farc dejen de asesinar.
“Esperamos que con esta dejación de armas, principalmente que no existan más viudas ni hijos muertos”, dice.