La posada ‘La Esperanza’, ubicada en el corregimiento de Berlín, en la vía que de Bucaramanga conduce a Cúcuta, se convirtió es el refugio de cientos de migrantes venezolanos que huyen de su país en busca de una mejor calidad de vida.
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Sin embargo, tras siete meses de funcionamiento, la Alcaldía del municipio de Tona, Santander, decidió ordenar su cierre.
Moisés Amaya, representante legal de la Fundación Tierra Feliz, que está a cargo de la posada, dijo que hace unos días recibieron una visita de la secretaria de infraestructura municipal, que realizó una inspección y la tarde de este miércoles fueron notificados del cierre.
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“Lo que dicen es que la casa no es segura, que el corregimiento no tiene la infraestructura de alcantarillado suficiente para uso del baño de tantas personas y que la casa es frágil”, aseguró Amaya.
Para Moisés, las razones no son válidas, salvo que con el apoyo de la Cruz Foja ya se tienen listos unos recursos para adecuar algunas zonas de la casa donde funciona la posada.
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“Eso más bien es resistencia, falta de sensibilidad con la situación por la cruzan los venezolanos”, anotó.
Y es que este refugio de paso se ha convertido es un aliento para los venezolanos porque allí tienen derecho a pasar una noche y recibir la comida para tomar fuerzas y continuar el camino.
“Aquí no se quedan más de una noche, cuando son jóvenes les damos almuerzo y que sigan su camino y cuando vienen familias con niños hasta de brazos, les suministramos almuerzo, comida, dormida y desayuno, ahí ya tienen que continuar su trayecto”, explicó Moisés Amaya.
Desde octubre de 2018, cuando se creó la posada ‘La Esperanza’, 21.000 venezolanos se han beneficiado de los servicios.
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Diariamente allí pasan la noche 260 personas que reciben la alimentación.
De acuerdo con los encargados, en la últimas semanas se ha incrementado el número de mujeres embarazadas.
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“Tuvimos el caso hace unos días de una mujer que acababa de tener al bebé, 17 días tenía, y ella caminando tras una cesárea”, expresó Amaya.
Los venezolanos que van de paso por Santander cruzan por esta región con destino a Bogotá, Medellín y Cali y a países como Chile, Perú y Ecuador.
Desde diferentes organizaciones sociales hacen un llamado a las autoridades locales para que este refugio de migrantes que recibe apoyo de instituciones internacionales para su funcionamiento no sea cerrado.
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