Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reciba notificaciones de Blu Radio para tener las principales noticias de Colombia y el mundo.
No activar
Activar

Publicidad

El fanatismo es una trampa: no todo manifestante es delincuente ni todo policía un enemigo

Los videos que muestran a indígenas que golpean a policías y funcionarios en Bogotá son virales. Nada justifica lo sucedido, el rechazo es generalizado, pero seamos cautos.

linero.jpeg
Alberto Linero

Las escenas son demasiado violentas: en una se ve a un policíatirado en el piso y a unos hombres dándole golpes con unos palos mientras se escuchan algunas voces que les piden parar; en otro video se ve cómo un grupo golpea y maltrata a una mujer policía mientras algunos tratan de protegerla, mientras otros solo graban… y en un tercer vídeo, unas personas agreden a un gestor de paz que cae por los golpes que le dan. Esas son las imágenes que se han hecho virales en las redes sociales y que retratan lo que pasó ayer en el centro de Bogotá en las protestas de los indígenas embera.

No creo que haya nadie que no rechace estas actuaciones y que justifique la manera bárbara como algunos de los indígenas se comportaron. Tengo que decir que creo que todo esto es consecuencia de la manera como se ha tratado de deslegitimizar a la Policía. He escuchado duros discursos contra la institución como tal, por el comportamiento reprochable, y en algunos casos delictivos de algunos de sus miembros.

Pero recordemos que no podemos convivir sin ella, porque su objetivo es el de posibilitar beneficios colectivos, generar contextos de certeza para que los ciudadanos puedan relacionarse, y, sobre todo, permitir el cumplimiento de los derechos de cada persona. Si se deslegitiman las instituciones y se acaba con ellas, sólo queda el caos y la anarquía en la que seguramente serán los más fuertes los que se impongan.

Es hora de que como sociedad nos preguntemos hacia dónde queremos ir y por qué buscamos el caos que impide la realización de cada uno, o que construyamos una sociedad justa, equitativa e igualitaria.

Publicidad

Lo primero es no caer en la trampa que el fanatismo nos pone, según la cual todo manifestante es un delincuente o todo policía es un enemigo. Eso no es cierto. Por ello estoy de acuerdo con el presidente Gustavo Petro cuando dice: “Nunca será la protesta la agresión a un policía y es también un violador de derechos humanos el que agrede en estado de indefensión a un policía”. No se construye paz agrediendo a los demás.

Publicidad

  • Publicidad