En Navidad valora tu familia, agradece por ella y toma decisiones para que vivan unidos y felices
Los miembros de una familia somos diferentes, pero nos necesitamos, nos amamos y construimos unidad desde la autenticidad de cada uno.
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¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!
Rezamos ante el pesebre en la celebración diaria de la novena. Son muchas las familias colombianas que aprovechan este momento para reflexionar, compartir y hacerse sentir el afecto.
Entiendo la familia como ese círculo íntimo de afecto y cuidado que nos genera la seguridad para desarrollar nuestro proyecto de vida. Además, la comprendo desde la unidad, no desde la uniformidad. Por otro lado, somos diferentes los miembros de la familia, pero nos necesitamos, nos amamos y construimos unidad desde la autenticidad de cada uno.
En este sentido, creo que son enemigos constantes de esta unidad familiar: las redes sociales, que invaden todos los espacios; las dinámicas de producción, que dejan pocos momentos para el encuentro; el egoísmo que algunas veces impulsa el corazón de los seres humanos y los conflictos que las relaciones interpersonales generan. Por eso, hoy vale la pena reflexionar sobre tres actitudes necesarias para vivir en familia:
1. La aceptación, ninguna familia es perfecta. Somos lo que somos y nos tenemos que aceptar y amar así. Esconder, negar o inventar fantasías de nuestra familia lo único que ocasiona es que nos llenemos de inseguridades y no podamos realizarnos. Aceptarnos es el primer paso de cualquier proceso de mejoramiento personal.
2. Buena comunicación, saber escuchar y saber hablar. Evitar los gritos, las ofensas, las descalificaciones es fundamental al hablar. Estar atentos, abiertos y acoger al otro son las características de una escucha activa. La mayoría de nuestros problemas familiares tienen como causa la incapacidad de comunicarnos eficazmente.
3. Ayudarnos desde el respeto. Cada uno tiene su rol, su función y la debe ejercer desde sus capacidades, pero todos nos podemos ayudar. Estando atento a las necesidades del otro y siendo generosos, pero sin invadir su intimidad ni tratar de inhabilitarlo como ser humano. Cuando nos sumamos desde lo que sabemos hacer generamos dinámicas que nos hacen felices y nos permiten celebrar la familia.
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Te invito a valorar tu familia, agradece por ella y toma mejores decisiones personales para que pueda vivir unida y siendo felices.
Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:
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