Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reciba notificaciones de Blu Radio para tener las principales noticias de Colombia y el mundo.
No activar
Activar

Publicidad

Es imposible comprender el mundo si no alimentamos nuestro cerebro con historias

En medio de un mundo que cree que la única verdad está en los datos, vale la pena recordar que es la interpretación la que crea relaciones y proyectos.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: cortesía

Me gusta sentarme a escuchar a un buen contador de historias y descubrir la realidad a través de las frases organizadas con tanta creatividad. Además, siempre estoy leyendo algún libro de relatos históricos o fantásticos, porque creo que ellos hacen crecer mi posibilidad de comprender el mundo. Eso me hizo valorar las parábolas de Jesús y esforzarme en contar bien los relatos y las historias que vivo.

Este lunes leí en El País de España un artículo de Sergio C. Fanjul en el que comentaba el ensayo del escritor británico Will Storr titulado “La ciencia de contar historias”, en el que valiéndose de la psicología, la neurociencia y el análisis de narraciones, explica cómo el cerebro se nutre de relatos para su correcto funcionamiento. Inmediatamente, al leerlo, pensé en Jerome Bruner y su tesis de que existen dos formas de pensamiento: el lógico-científico y el narrativo. El primero procesa la realidad desde las causas generales y está dirigido por hipótesis de principios, emplea la categorización, un lenguaje regulado por requisitos de coherencia y no contradicción, conexiones formales y referencias verificables, mientras que el narrativo se concentra en las intenciones y acciones humanas. Lamento que muchas veces se nos haga creer que el primero es más importante que el segundo, y que por ello muchas personas se hayan olvidado de la necesidad de contar historias.

No tendremos una comprensión completa del mundo si no alimentamos nuestro cerebro con historias. Es necesario que los padres de familia vuelvan a la tradición de leer cuentos a sus hijos, que los educadores recuerden la profundidad y densidad de la condición humana que se esconde en los relatos, y que los periodistas recordemos que las historias son las que permiten la mayor atención y comprensión de lo que se dice.

En medio de un mundo que cree que la única verdad está en los datos, vale la pena recordar que es la interpretación la que crea relaciones y proyectos. Tal vez algunas redes tienen éxito porque han abierto espacios para contar historias, así sea en sus códigos y maneras.

Publicidad

  • Publicidad