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Me extraña el silencio del papa Francisco frente a la persecución contra la Iglesia en Nicaragua

La Iglesia no puede permitir ninguna injusticia, porque hacerlo sería ir en contra de las enseñanzas del maestro.

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Alberto Linero
Foto: Instagram @PLinero

El sentido de la Iglesia es ser una comunidad contraste ante la sociedad. Si revisamos la manera como Jesús de Nazaret la presenta, encontramos que ella debería tener, y así mismo proponer, unas relaciones de equidad, solidaridad, comunión y servicio que fueran un signo profético para la sociedad en general.

Por eso, no me extraña que a lo largo de la historia muchas veces la Iglesia, o algunas comunidades, hayan sido incómodas para los sistemas de gobierno de turno en muchos países del mundo. No por ideologías, sino porque es el amor y la justicia lo que tiene que primar, y cuando no sean estas las características de las relaciones sociales, entonces deben ser denunciadas y criticadas por la Iglesia.

Repito, no se trata de alinearse a ninguna ideología, sino de ser coherentes con el mensaje de Jesús de Nazaret. La Iglesia no puede permitir ninguna injusticia, porque hacerlo sería ir en contra de las enseñanzas del maestro.

Es por esto que la situación que está viviendo la Iglesia Católica de Nicaragua no me extraña. En este momento se vive una persecución, ha habido desapariciones de presbíteros y medidas de presión para que no puedan ejercer su apostolado. De hecho, el obispo Rolando Álvarez, de Matagalpa, lleva ya varios días cercado por policías sin poder moverse del palacio episcopal, y también expulsaron del país a las hermanas misioneras de la caridad.

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Lo que sí me ha extrañado es el silencio del Papa Francisco. Admiro, aprecio y obedezco al obispo de Roma, pero creo que en esta ocasión no ha sido el profeta que denuncia el trato que la Iglesia está recibiendo por parte del gobierno nicaragüense; y no ha animado públicamente, como se espera, a sus obispos, presbíteros, religiosos y a aquellos que forman la comunidad en general y que dan su vida en favor de la justicia y el servicio a los pobres.

No sé cuáles son las razones de este silencio; algunos afirman que se trata de evitar conflictos entre estados, lo cual no me parece una verdadera excusa. Creo que como católicos tenemos que pedirle al Papa que se pronuncie frente a estos temas.

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