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No hay que ser ingenuos ni triunfalistas, pero sí valorar lo que tenemos

No se trata de llenar el corazón de odio, sino de sentir orgullo de la riqueza de Colombia ante el mundo.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: Instagram @PLinero

A veces olvidamos que vivimos en un país que tiene voz, esto es: uno que tiene tres cordilleras y al que el Amazonas le sonríe; un país con grandes ríos como el Magdalena y el Cauca; a veces nos cerramos a ver nuestra riqueza, olvidamos nuestra biodiversidad y también tantas bellezas que la naturaleza nos ha dado, y con mucha frecuencia no recordamos las capacidades y los talentos que tienen las personas que forman esta nación. Nos hemos comprado una narrativa que nos invita a denigrar y a hablar mal de nuestro territorio.

Es cierto que tenemos fallas estructurales, que aún hay mucho por mejorar y cambiar, pero no lo vamos a lograr si no somos capaces de reconocer lo valioso que somos, por eso sentí alegría y emoción cuando leí la lista de Forbes que mencionaba a los países más lindos del mundo, y colocaba a Colombia en el tercer lugar, resaltando las maravillas naturales que hay aquí: nuestras playas, nuestros paisajes y todos los recursos naturales.

No se trata de ser ingenuos o triunfalistas, ni simplemente ver las cosas buenas que tenemos, pero tampoco se trata de llenarnos el corazón de odio y de expulsar por nuestra boca constantes afirmaciones que lo único que hacen es impedirnos seguir adelante. Me sorprendió mucho leer en redes sociales a personas que se negaban a la idea de que de verdad Colombia pudiera estar en ese listado, sacando a relucir todas las deficiencias de nuestro país, sin entender que este se refería a la riqueza y a la belleza que nuestros ojos tienen la posibilidad de ver todos los días en los cerros, en los llanos o en las playas.

Sí, tengo claro que este tipo de listados pueden ser una anécdota más, pero también pueden ser una oportunidad para que nosotros valoremos y amemos nuestro país, y desde allí, nos comprometamos a dar lo mejor. Nuestra nación no será mejor si nosotros como seres humanos, como seres individuales, no somos los mejores; a veces le pedimos a los demás lo que nosotros no estamos dispuestos a dar

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