Podemos montarnos, pero si la Selección Colombia no se monta no se puede
Reinaldo Rueda sabe mucho de fútbol, pero su liderazgo no se nota en la SelecciónColombia
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
El profe Rueda había dicho con firmeza, en una declaración, que: “Las palabras no valen, valen los hechos y en el fútbol todo se soluciona con fútbol sobre la cancha y con goles”, y es claro que ayer no hubo ni fútbol ni goles. El equipo deambuló por la cancha y Argentina parecía estar en un entrenamiento.
Como hincha furibundo del fútbol, estoy triste y ardido, porque esperaba mucho más de la Selección en este partido. Creo que ha sido de los peores encuentros jugados en esta Eliminatoria. Pero trato siempre de encontrar lecciones y aprendizajes para la vida, de estas situaciones deportivas. En esta ocasión me quedan por lo menos tres:
1. En los últimos juegos, Colombia como equipo, fue menos que lo que los jugadores muestran en sus clubes. Trabajar en equipo requiere mucho más que juntar personas talentosas, se necesita una idea, una estrategia, una manera de ejecutar para lograr los resultados. A muchos les pasa en la vida como a la Selección: son muy capaces individualmente, pero se pierden en lo colectivo.
2. Al profesor Rueda lo admiro y sé que sabe mucho de fútbol, pero en esta ocasión su liderazgo no se notó en el equipo. Eso nos pone frente a la necesidad de saber elegir el líder y la manera en la que este va a ejercer su función. Ninguna de las variantes que ensayó tuvieron éxito, lo cual lo compromete grandemente en el resultado.
3. La afición no juega. Animamos y chiflamos, pero no jugamos. La responsabilidad directa siempre es de los jugadores dentro de la cancha. Hay que saberse responsabilizar de las decisiones que se toman en ella. Todos caemos en la trampa de culpar a los que están afuera y no reconocemos lo que hicimos mal. Podemos montarnos, pero si el equipo no se monta, nos toca bajarnos a todos.
Tal vez la lección más cruel, es aprender a no entusiasmarme con las pequeñas posibilidades que quedan matemáticamente y entender que el nivel de este equipo pareciera no dar para más. Hay veces que se quiere, pero no se puede. Mejor dicho, entender que en ocasiones toca aceptar que hasta donde llovió, hubo barro.