La tecnología con sus aparatos nos llena de palabras, imágenes, ruidos y datos en cada rincón de la vida. No podemos estar con nosotros mismos sin ser invadidos por un grito en forma de ícono o de audio. La hiper-conexión en la que vivimos reduce todas las posibilidades de hacer silencio, el cual es una buena oportunidad para interiorizar, encontrarse con uno mismo, alinearse con un propósito de vida que jalona todos los esfuerzos diarios, pero, sobre todo, poder tener la posibilidad de entender al otro en su singularidad.
Sin acallarnos interiormente y escuchar la propia voz, no se podrá realmente entender al otro en su particularidad. La dinámica cotidiana está llena de información, de datos, de ruidos que no nos permiten experimentar escucharnos plenamente. Si no nos escuchamos no podemos conocernos y ser dueños de nuestra propia vida, lo cual puede ser la causa de muchos de los desequilibrios que vivimos actualmente.
Por eso hoy en medio de todas las actividades que cada uno tiene, quisiera proponerles momentos de verdadero silencio, que es sin duda una de las actitudes espirituales más fundamentales. Esto implica desconectarnos y concentrarnos momentáneamente en nosotros mismos, porque como dice el filosofo Byung-Chul Han “la hiperconexión digital, la conectividad ilimitada, no crea conexión con ningún mundo. Más bien aísla, acentúa la soledad” cierro cita.
Paradójicamente querer compartirlo todo con todo el mundo genera una avalancha de información que se vuelve una pared ruidosa que nos aísla de los demás. En cambio, en el silencio decidido por voluntad propia se generan las condiciones para el verdadero encuentro con el otro y establecer relaciones propositivas que generen las solidaridades y el acompañamiento necesario para vivir en felicidad.
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Este tiempo cercano a la Semana Santa, que los creyentes llamamos cuaresma y que lo vivimos como un momento de preparación para seguir dando lo mejor de nosotros, es oportuno para hacer silencio, para meditar, orar, conectarnos con lo sublime y entender cómo estamos haciendo nuestra vida, qué sentido lleva nuestro proyecto vital.
Serás más productivo en la medida que más dueño de ti seas. Podrás tener mejores relaciones si eres capaz de encontrarte contigo para poder entender al otro.
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Escuche a Alberto Linero: