Ayer el ministro de
Entiendo que, en una sociedad acostumbrada al insulto, al desprecio del otro y a la
Pero ¿cómo lograrlo? Pienso que hay unos requisitos claros en las características de la acción comunicativa de Habermas que J. Feliz Ángulo presenta en estos términos: Comunicar (lingüísticamente) algo implica, por lo tanto, que los sujetos enuncien claramente sus ideas, que el contenido de las mismas no sea falso o erróneo, que la intención que mueva a ambos sea sincera, y que la relación asegure, al menos, el derecho de cada hablante a comunicarse.” cierro cita.
Tendríamos que cuestionarnos constantemente si esas exigencias se cumplen en nuestras comunicaciones cotidianas y en las que por estos días se tienen en los ejercicios políticos. Menos amenazas, chantajes, violencias y desprecios del otro. Mientras creamos que se trata de imponer nuestras ideas, no podremos construir el consenso que es el objetivo real de un ejercicio comunicativo.
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Esto implica escuchar al otro con apertura, atención, acogida, analizar bien la coherencia, pertinencia y veracidad del argumento; generar lazos de confianza y, sobre todo, querer resolver las situaciones y no simplemente ganar. Si seguimos pensando en que somos los dueños de la verdad y que el otro solo tiene que someterse a lo que creemos, seguro no podremos vivir felices como todos lo queremos.
Escuche a Alberto Linero: