Monseñor Rafael de Brigard invitó a reflexionar en una escena íntima y profunda del Evangelio, cuando Jesús es recibido por Marta y María en su casa. Marta representa esa parte nuestra que vive acelerada, preocupada, afanada por hacer muchas cosas, incluso por servir a Dios, mientras que María nos recuerda la necesidad vital de sentarnos a los pies de Jesús y escuchar su Palabra.
Jesús lo dice con claridad: “María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán” (Lucas 10, 42). Escuchar a Cristo no es pasividad: es sabiduría, es entrega del corazón, es abrir el alma para que la Palabra de Dios ilumine, transforme y guíe.
El salmo 14 también habla de quienes habitarán en la tienda del Señor: “El que procede honradamente y practica la justicia, el que no calumnia, el que no hace mal a su prójimo”. María, al acoger la Palabra y sentarse con humildad, encarna ese justo que vive en verdad y silencio interior.
Monseñor Rafael hace ver que escuchar a Jesús es más que un acto devocional: es formar el alma con sabiduría divina, como quien construye su vida sobre roca. En la Iglesia, cada eucaristía, cada homilía, cada grupo de oración y cada lectura de la escritura es una oportunidad para detenernos y acoger a Jesús en casa.
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