Mujeres rurales en Córdoba acceden por primera vez a la propiedad de la tierra
Las mujeres beneficiadas están en Planeta Rica y Sahagún en Córdoba.
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En los municipios de Planeta Rica y Sahagún, Córdoba, cien mujeres campesinas viven hoy un hito histórico: por primera vez, muchas de ellas dejan de ser jornaleras para convertirse en propietarias de tierra.
Gracias al decreto 1396 de 2024 y al Programa Especial de Acceso a Tierras para Mujeres Rurales, estas mujeres fueron beneficiadas con la adjudicación de 1.162 hectáreas, adquiridas por la Agencia Nacional de Tierras mediante compra voluntaria a privados. La medida no solo transforma sus vidas, sino que también marca un avance profundo hacia la equidad rural y la justicia social en Colombia.
Este proceso es parte de la reforma agraria impulsada por el Gobierno del presidente Gustavo Petro, que propone una distribución equitativa de tierras sin recurrir a la expropiación.
Al contrario, ganaderos y empresarios están ofreciendo voluntariamente sus terrenos, en un esfuerzo conjunto por democratizar el acceso a la tierra y fortalecer la seguridad alimentaria nacional. La entrega en Córdoba se suma a un total de 18.000 hectáreas adjudicadas a familias campesinas en el departamento, consolidando un modelo agrario basado en la participación, la paz y el desarrollo sostenible.
Más que una entrega de terrenos, lo vivido en Planeta Rica representa una ruptura con décadas de concentración de la tierra en pocas manos. En territorios históricamente dominados por estructuras patriarcales y de baja productividad, emerge hoy una nueva ruralidad liderada por mujeres.
Estas protagonistas del campo, como Denis Zarabia y Marledis Montes, levantan su voz con orgullo y esperanza, reconociendo en este acto una victoria largamente esperada: “¡Esta tierra sí es mía!”, afirman con fuerza.
La Agencia Nacional de Tierras no solo ha entregado predios, sino que ha promovido espacios de participación como la Asamblea Popular de Mujeres Rurales, vitales para construir propuestas desde la base. Así, el acceso a la tierra deja de ser una promesa lejana y se convierte en una herramienta concreta para transformar vidas, territorios y el futuro del campo colombiano.