La bebida muy popular que reduciría el riesgo de cáncer de seno, según expertos
Un estudio revela que una bebida cotidiana podría reducir hasta en 16 % el riesgo de cáncer de seno, ¿de cuál se trata?
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El cáncer de seno continúa siendo una de las principales causas de muerte entre las mujeres en todo el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el tipo de cáncer más frecuente a nivel global.
En Colombia, la situación no es menos preocupante: se estima que una de cada cuatro mujeres será diagnosticada con esta enfermedad a lo largo de su vida.
Frente a este panorama, la ciencia sigue buscando factores que puedan ayudar a prevenir su aparición, y uno de ellos podría estar más cerca de lo que muchos imaginan.
Un reciente metaanálisis publicado en la revista científica Nutrition Research analizó 51 estudios que incluyeron a más de 1,9 millones de personas y 62.602 casos de cáncer de seno.
Los resultados son reveladores: el consumo total de productos lácteos se asocia con una reducción del 9 % en el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Pero el hallazgo más destacado apunta al yogur, cuyo consumo regular podría disminuir el riesgo hasta en un 16 %.
El estudio también identificó beneficios específicos según el tipo de lácteo y la etapa de la vida. La leche descremada mostró una reducción del 9 % en el riesgo entre mujeres premenopáusicas, mientras que el queso presentó un efecto similar en mujeres posmenopáusicas.
“El cuerpo de evidencia científica demuestra que los lácteos, especialmente los bajos en grasa y fermentados, pueden ser aliados en la prevención del cáncer de seno. Es importante derribar el mito de que deben eliminarse durante el tratamiento”, explicó Ricardo Merchán, candidato a doctor en Oncología de la Universidad Nacional de Colombia y miembro del Centro Latinoamericano de Nutrición y parte de la dirección científica del Grupo Alpina, liderada por Patricia Savino..
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Entre los factores que explicarían este efecto protector están el calcio y la vitamina D, que ayudan a regular las hormonas y a controlar el crecimiento de células anormales.
A su vez, el ácido linoleico conjugado (CLA) posee propiedades anticancerígenas, mientras que los probióticos del yogur fortalecen la microbiota intestinal y mejoran la respuesta inflamatoria del organismo.
Para la doctora Patricia Savino, quien lidera la dirección científica del Grupo Alpina, una alimentación balanceada que incluya lácteos fermentados y bajos en grasa puede ayudar a mantener el estado nutricional durante el tratamiento, conservar la masa muscular y favorecer la adherencia a la terapia oncológica.
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Los expertos recomiendan incorporar yogur, leche descremada o quesos semigrasos dentro de una dieta equilibrada, siempre bajo orientación profesional. Acompañar estos hábitos con actividad física regular y un peso saludable sigue siendo clave para reducir riesgos y cuidar la salud integral.