La vida en un bolso: Historia de Mariana Acosta, la pequeña con corazón artificial
Mariana, que carga su corazón en un pequeño bolso rosado, dejó una valiosa lección: siempre hay esperanza.
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Karol Mariana Acosta es una niña de 10 años que se convirtió en la paciente más joven en recibir un trasplante de corazón artificial.
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En 2015, la pequeña fue diagnosticada con un sarcoma en el hígado. Debido a la quimioterapia que curó el cáncer, su corazón se vio muy afectado.
En la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga, los doctores se comprometieron a salvar la vida de Mariana. Existían dos opciones, la primera era buscar un donante y hacer un trasplante cardiaco, la segunda era usar un corazón artificial.
En la primera opción hubo bastantes dificultades para que Mariana pudiera acceder al programa de donación, entre estas, la escasez de donantes en el país y la condición de que había padecido de cáncer, así que optaron por el corazón artificial.
Liliana Castellanos, mamá de Mariana afirmó que, aunque hubo quienes no creían que existiera algún tratamiento para su hija, nunca perdió la esperanza.
“Había muchos médicos que no me dieron esperanzas acerca del tratamiento porque ella ya había estado en muchos hospitales. Yo solo decía que debía haber una oportunidad, una sola para mi hija y apareció la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga”, contó Liliana.
Se necesitó de un mes para la preparación, además, la cirugía duro siete horas, en la que 20 médicos estuvieron a cargo de tan delicado procedimiento.
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El corazón artificial es una turbina de alta tecnología que se implanta al pecho y se conecta directamente al núcleo y bombea la sangre del cuerpo poniendo al corazón en un modo de reposo, lo que remplaza completamente al órgano.
“Ella salió del hospital transformada con su corazoncito en su maleta, pero llena de vida, llena de sueños. Estamos un poco más tranquilos porque este es un nuevo proceso, pero con la seguridad de que va a estar bien. Siempre hay una esperanza”, dijo Liliana.
Actualmente, Mariana tiene una historia alegre. Se trata de una niña que puede hacer todo lo que normalmente se hace a los 10 años, como correr, jugar, patinar, montar bicicleta y, como dice Liliana, es una niña feliz y con ganas de hacer lo que le gusta.
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“Ya puedo hacer las cosas que no hacía antes, ya puedo jugar, comer, correr, todo lo que yo quería hacer”, aseguró Mariana.
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