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Decían que tenía un demonio, no me dejaban comer ni dormir: trans sometida a terapia de conversión

La historia de la directora de la fundación Grupo de Acción y Atención a personas Trans (GAAT) se suma a los casos de esta práctica que sufre la población LGBTI.

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Blu Radio. Marcha LGBTI.
Foto: SAP

Cuando Danne Aro Belmont tenía 16 años, sus padres se enteraron de que su hijo era gay. Desde ahí comenzaron un proceso en el que fue sometido a exámenes hormonales, psiquiátricos y acompañamientos con psicólogos para poder identificar qué lo hacía ser gay.

Los padres tenían preguntas y cuestionamientos sobre lo que significaba ser diverso. Así, les dijeron que llevaran a su hijo a una iglesia cristiana para poder cambiar su orientación sexual.

“Me llevaron al púlpito. Empezaron a rezar, a empujarme con la mano en cabeza, estábamos en una sesión como de culto que duró más o menos una hora y media, y al final de este proceso todas las personas que estaban allí teníamos que responder si seguíamos siendo gay, o no”, cuenta Belmont.

Son iglesias cristianas, católicas, o incluso lugares que dicen tener psicólogos o psiquiatras especializados los que ofrecen estos servicios.

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Lo que te dicen en ese espacio es que tienes un demonio o un espíritu y que a través de estos rezos vas a dejar de ser gay, bisexual o trans”, dijo Belmont.

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Cuando los padres de Danne se dieron cuenta de que la iglesia cristiana no funcionó para convertir a su hijo en heterosexual, la llevaron a una católica donde le ofrecieron un retiro religioso por unos días en una finca.

Allí me obligaban a estar de pie en este espacio mientras me hacían rezos, mientras me echaban agua bendita, mientras me decían que tenía un demonio que tenían que sacar y que tenían que limpiar. Este proceso se fue extendiendo por muchas horas y eso hizo que no pudiese ir a comer o dormir al mismo tiempo que las personas que estaban en ese espacio”, aseguró sobre lo que vivió varios días en dicho retiro.

Danne hoy en día es una mujer trans y es la directora ejecutiva de la fundación Grupo de Acción y Atención a personas Trans (GAAT) quien reconoce que en el momento no se dio cuenta de la gravedad de esos encuentros. Hoy es consciente que fue sometida a terapias de conversión.

Según la fundación que dirige, a estas terapias son sometidas una de cada cinco personas que hacen parte de la comunidad LGBTI y en el caso de la población trans, una de cada cinco personas ha sufrido estos hechos.

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