Kristin Cabot, la mujer que se volvió protagonista de uno de los videos más virales del año tras aparecer en la kiss cam junto a su jefe durante un concierto de Coldplay, decidió hablar públicamente por primera vez sobre el episodio que cambió su vida personal y profesional.
El hecho ocurrió el pasado 16 de julio en el Gillette Stadium, a las afueras de Boston. Mientras la banda británica ofrecía su espectáculo, las pantallas del estadio enfocaron a una pareja que, al notar que estaba siendo exhibida ante miles de asistentes, reaccionó con nerviosismo. Las imágenes no tardaron en llegar a TikTok, donde el clip superó los 100 millones de reproducciones en cuestión de días y generó una avalancha de comentarios en todo el mundo.
Con el paso de las horas, los usuarios en redes sociales identificaron a los protagonistas como Kristin Cabot, entonces jefa de Recursos Humanos de la empresa Astronomer, y Andy Byron, director ejecutivo de la misma compañía. La exposición derivó en señalamientos de infidelidad y desató una controversia que, según relató Cabot, escaló rápidamente hacia el acoso y las amenazas.
En declaraciones concedidas a The New York Times, Cabot reconoció su responsabilidad en lo ocurrido y explicó las consecuencias que asumió tras el escándalo. “Tomé una mala decisión. Bebí un par de tragos, bailé y me comporté de manera inapropiada con mi jefe. Asumí mi error y renuncié a mi carrera por eso. Ese fue el precio que decidí pagar”, afirmó.
La exdirectiva relató que, tras aparecer en la pantalla gigante del estadio, ella y Byron permanecieron sentados, conscientes de que la situación había quedado expuesta ante miles de personas y, poco después, ante el mundo entero. Desde entonces, dijo, su vida cotidiana se vio profundamente afectada. “Cuando las personas me dan la espalda por esto, es mucho peor que cuando me gritan en una estación de gasolina”, confesó.
Uno de los detalles que más debate generó en redes sociales también fue abordado por Cabot: aseguró que el beso captado en el concierto fue, según su versión, la única vez que ocurrió algo así entre ambos. “Lo que un instante antes parecía pura alegría se transformó en terror”, explicó, al describir cómo cambió el ambiente en cuestión de segundos.
Finalmente, la mujer reconoció el peso simbólico del escándalo, dada la relación laboral que existía entre ambos. “Yo era la jefa de Recursos Humanos y él el director ejecutivo. Es un cliché y, al mismo tiempo, una lástima”, concluyó.