En su reflexión dominical, monseñor Rafael de Brigard invita a redescubrir el corazón del Evangelio: el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. A partir de la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10, 25-37), monseñor expone que la verdadera religiosidad no se queda en el templo, la oración o la doctrina, sino que se encarna en el servicio concreto al necesitado. “Mientras la fe no haya conmovido mis entrañas, no ha hecho el efecto debido”, afirma con firmeza.
El relato evangélico, recuerda monseñor, surge de una pregunta crucial que todos deberíamos hacernos cada día: “¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” La respuesta de Jesús, lejos de quedarse en un plano teórico, apela a la acción: “Haz esto y vivirás”. No basta con saber los mandamientos o recitar oraciones; lo que cuenta es vivir el amor como movimiento concreto hacia el otro.
“El que practicó la misericordia con él”, dice el maestro de la ley, y Jesús concluye: “Anda, haz tú lo mismo”. Según monseñor de Brigard, esta es la síntesis de la vida cristiana: poner por obra lo que hemos aprendido y sentido en la oración.
Escuche la reflexión completa aquí: