Salen a la luz nuevas pruebas sobre el hundimiento del Titanic, ¿no fue el iceberg?
Nuevas imágenes del fondo marino revelan detalles inesperados del Titanic y una teoría revive.
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Han pasado más de 110 años desde el hundimiento del Titanic, y aunque siempre se ha creído que fue un iceberg el causante de la tragedia, una nueva teoría empieza a ganar fuerza gracias a modernas tecnologías que revelan detalles sorprendentes sobre lo que pasó realmente esa noche de abril de 1912.
El investigador británico Park Stephenson, experto en el tema, asegura que el barco no chocó de costado contra un iceberg como se ha contado durante décadas.
Según él, es posible que el Titanic se haya encallado sobre una plataforma de hielo sumergida, algo que, de hecho, ya había sido mencionado en una publicación londinense poco después del accidente.
“Todo indica que el barco pudo haber aterrizado en una superficie de hielo y no golpeado el costado como se ha mostrado en películas. Esa fue una de las primeras teorías que circularon en 1912”, explicó Stephenson.
La teoría cobra fuerza gracias a una reconstrucción en 3D del Titanic, obtenida por medio de una innovadora técnica de escaneo submarino. Las imágenes muestran con gran detalle cómo se encuentra actualmente el barco, a casi 4.000 metros de profundidad en el Atlántico Norte.
Uno de los datos más llamativos es que el barco no se hundió en una sola pieza: la proa quedó relativamente intacta, mientras que la popa está completamente deformada por el impacto contra el fondo marino.
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Pero eso no es todo. Las nuevas investigaciones también apuntan a posibles fallas en la estructura del Titanic incluso antes de zarpar. Algunos expertos creen que el acero utilizado en su construcción no tenía la resistencia necesaria, lo que lo habría hecho más vulnerable ante cualquier tipo de impacto.
Más allá de un simple error, hay quienes piensan que se trató de una decisión para resaltar la supuesta seguridad y elegancia del barco, sacrificando medidas básicas de emergencia.
El Titanic fue presentado como una joya de la ingeniería moderna, casi insumergible. Pero su historia terminó en tragedia, con más de 1.500 personas fallecidas.