Las dunas ocultas de Taroa Viejo: el secreto menos contado de La Guajira
Más allá del Cabo de la Vela y Punta Gallinas, en una zona poco explorada por los turistas, se esconde Taroa Viejo, un paisaje de dunas doradas que parecen flotar entre el desierto y el mar.
A muchos kilómetros del bullicio de Riohacha y todavía más lejos de los focos turísticos de Punta Gallinas, existe un rincón donde el silencio del desierto y la brisa del Caribe se encuentran en un abrazo largo y sereno.
Se trata de Taroa Viejo, un pequeño paraíso que pocos conocen, pero que guarda una de las experiencias más místicas de La Guajira: caminar entre dunas solitarias, sentir cómo la arena te envuelve los pies y descubrir una Guajira más íntima, más pura.
A diferencia de las famosas dunas de Taroa que todos buscan en la punta norte de Sudamérica, este lugar, ubicado a unos 25 kilómetros al sureste de Nazareth, es una extensión natural que parece una réplica escondida del paisaje icónico, pero con una diferencia fundamental: aquí no hay turistas ni vendedores, solo viento, arena y un mar azul que rompe en la distancia con fuerza y calma.
La comunidad wayúu local, que aún transita por estas tierras para actividades de pastoreo o rituales, conoce estas dunas como parte de su territorio sagrado. Algunos las llaman “el camino del sueño”, porque en su cosmovisión, el desierto es también el lugar donde los espíritus viajan para reencontrarse.
La experiencia comienza desde el viaje
No hay carreteras señalizadas ni rutas en Google Maps. Se accede únicamente en vehículos 4x4 con guías locales, muchos de ellos wayuu que ofrecen rutas personalizadas desde Nazareth o Puerto Estrella. El trayecto, que puede durar más de tres horas desde el Cabo de la Vela, cruza caminos de arena y salinas secas que parecen sacadas de otro planeta.
Al llegar, todo cobra sentido: las dunas se elevan suavemente como si hubieran sido esculpidas por un pincel de arena. Algunas alcanzan hasta 15 metros de altura y permiten ver desde su cima el mar en una línea infinita. Caminar allí, descalzo, mientras el sol desciende, es como ingresar a una postal en movimiento.
El turismo en este punto aún es incipiente
Dunas.
Gobernación de La Guajira.
Costos
Por eso, se recomienda contactar operadores responsables que trabajen con las comunidades y que garanticen la preservación del entorno. Una experiencia guiada a Taroa Viejo, con transporte, guía local, hidratación y alimentación básica, puede costar entre $300.000 y $400.000 por persona, dependiendo del punto de partida y la temporada.
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Una de las actividades que más sorprende a los viajeros es la observación del cielo nocturno. Sin contaminación lumínica y con un silencio que abruma, las noches en Taroa Viejo se prestan para mirar las estrellas como en pocos lugares del mundo. Algunas agencias ofrecen la opción de camping bajo carpas o chinchorros, acompañados por relatos wayuu alrededor del fuego.
Para quienes buscan una Guajira distinta, más introspectiva, menos transitada, Taroa Viejo es ese secreto que aún se susurra en voz baja. Una experiencia que conecta no solo con el paisaje, sino con lo profundo del ser.
Tips para el viajero
¿Cómo llegar?: Se recomienda salir desde Uribia o Cabo de la Vela con operadores certificados. Vehículo 4x4 obligatorio.
¿Qué llevar?: Protector solar, agua en cantimplora, gafas de sol, gorro, linterna, ropa fresca y abrigo para la noche.
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¿Dónde dormir?: Existen alojamientos básicos en Nazareth o se puede optar por acampar con apoyo de guías.
Recomendación: Siempre realizar esta experiencia con acompañamiento local para evitar perderse y garantizar seguridad.
Turismo responsable: No dejes basura, no te lleves arena ni conchas, y respeta el territorio y cultura wayuu.