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Difícil situación humanitaria en zonas devastadas por terremoto en Ecuador

Sin agua, ni energía eléctrica, así vive la mayor parte de habitantes de las zonas de Ecuador afectadas por el terremoto de 7,8 grados, que deja más de 270 muertos.

BLU Radio pudo constatar que en algunos sectores, como en la ciudad de Manta, no hay servicio de baterías de baño ni alimentos y la gente pasa la noche en albergues que no son seguros- (Lea también: Terremoto en Ecuador deja ya 272 muertos, la peor tragedia en 67 años)
 
El propio presidente ecuatoriano, Rafael Correa, confirmó las cifras en su primera declaración desde que regresara de Europa, esta misma tarde, donde participó en un foro académico organizado por el Vaticano. 
 
"Temo que esa cifra aumentará porque seguimos removiendo escombros", dijo Correa en Portoviejo, provincia de Manabí, y aseguró que "la tragedia es muy grande". (Lea también: Colombia envía ayudas y más de 60 rescatistas a territorio ecuatoriano)
 
Admitió que "hay todavía muchísimos cadáveres entre los escombros", pero aseguró que el país sabrá "salir adelante".
 
También agradeció los mensajes de solidaridad de Gobiernos de la "Patria Grande" latinoamericana y dijo que, además de la llamada del presidente del Gobierno en funciones de España, Mariano Rajoy; la presidenta de Brasil, Dilma Roussef; el de Argentina, Mauricio Macri; y el colombiano Juan Manuel Santos le han expresado su respaldo ante la situación que vive su país. (Vea también: Asciende a 238 el número de muertos y 1.557 heridos por terremoto en Ecuador)
 

 
Los sobrevivientes del potente sismo que dejó 272 muertos en Ecuador buscaban desesperadamente el domingo a sus familiares desaparecidos bajo los escombros, antes de pasar su segunda noche a la intemperie por temor a réplicas.
 
"Allí está mi esposo", dice Verónica Paladines, quien pese a ser menuda escarba con las manos desnudas entre placas de fibrocemento, enormes pedazos de hormigón y baldosas partidas que arroja con rabia a la pila de escombros de lo que era el hotel donde trabajaba Javier Sangucho, su esposo de 25 años. (Vea también: Los terremotos más intensos que han afectado a Latinoamérica en últimos 20 años)
 
"Hacía (trabajos de) pintura, se fue a descansar aquí abajo cuando pasó eso", relata a la AFP esta joven mujer de 24 años, antes de deshacerse en lágrimas al evocar a su marido y a sus dos hijos de 7 y 2 años. 
BLU Radio pudo constatar que en algunos sectores, como en la ciudad de Manta, no hay servicio de baterías de baño ni alimentos y la gente pasa la noche en albergues que no son seguros- (Lea también: Terremoto en Ecuador deja ya 272 muertos, la peor tragedia en 67 años)
 
El propio presidente ecuatoriano, Rafael Correa, confirmó las cifras en su primera declaración desde que regresara de Europa, esta misma tarde, donde participó en un foro académico organizado por el Vaticano. 
 
"Temo que esa cifra aumentará porque seguimos removiendo escombros", dijo Correa en Portoviejo, provincia de Manabí, y aseguró que "la tragedia es muy grande". (Lea también: Colombia envía ayudas y más de 60 rescatistas a territorio ecuatoriano)
 
Admitió que "hay todavía muchísimos cadáveres entre los escombros", pero aseguró que el país sabrá "salir adelante".
 
También agradeció los mensajes de solidaridad de Gobiernos de la "Patria Grande" latinoamericana y dijo que, además de la llamada del presidente del Gobierno en funciones de España, Mariano Rajoy; la presidenta de Brasil, Dilma Roussef; el de Argentina, Mauricio Macri; y el colombiano Juan Manuel Santos le han expresado su respaldo ante la situación que vive su país. (Vea también: Asciende a 238 el número de muertos y 1.557 heridos por terremoto en Ecuador)
 

 
Los sobrevivientes del potente sismo que dejó 272 muertos en Ecuador buscaban desesperadamente el domingo a sus familiares desaparecidos bajo los escombros, antes de pasar su segunda noche a la intemperie por temor a réplicas.
 
"Allí está mi esposo", dice Verónica Paladines, quien pese a ser menuda escarba con las manos desnudas entre placas de fibrocemento, enormes pedazos de hormigón y baldosas partidas que arroja con rabia a la pila de escombros de lo que era el hotel donde trabajaba Javier Sangucho, su esposo de 25 años. (Vea también: Los terremotos más intensos que han afectado a Latinoamérica en últimos 20 años)
 
"Hacía (trabajos de) pintura, se fue a descansar aquí abajo cuando pasó eso", relata a la AFP esta joven mujer de 24 años, antes de deshacerse en lágrimas al evocar a su marido y a sus dos hijos de 7 y 2 años. 

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