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Hablando se entiende la gente: Columna de Óscar Montes

El panelista Óscar Montes habló sobre los recientes casos de intolerancia que se han registrado en Barranquilla.

296895_Blu Radio/ Panelista de BLU Radio Barranquilla, Óscar Montes. Foto: Cortesía
Blu Radio/ Panelista de BLU Radio Barranquilla, Óscar Montes. Foto: Cortesía

El vergonzoso y lamentable episodio protagonizado por los residentes en un edificio del norte de la ciudad el pasado sábado, quienes terminaron enfrentados en una gresca monumental que pudo terminar en tragedia, demuestra los niveles de intolerancia a los que hemos llegado.

l atraso en el pago de unas cuotas de administración o el estacionamiento de vehículos en parqueaderos no asignados, asuntos internos que pueden ser dirimidos de forma civilizada, terminaron convertidos en diferencias irreconciliables que hoy tienen a sus protagonistas vinculados a procesos penales y a todo tipo de demandas.

Episodios como el anterior se viven a diario en Barranquilla, qué pasó de la ciudad de la gozadera a la ciudad de la "tropelera". Aquí todo termina en tropel, en peleas, en riñas.

En nuestra bella y festiva Curramba todo lo queremos resolver a los golpes y a las patadas, como si no existieran otros medios para solucionar nuestras diferencias.

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No hay nada que una conversación franca y sincera no pueda solucionar. Como decían nuestros abuelos, "hablando se entiende la gente".

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La intolerancia nos está ganando la batalla y eso es un asunto delicado. Bastante tenemos con la violencia ocasionada por los delincuentes que deambulan por la ciudad, atracando y haciendo otras fechorías, para ahora tener que sumar los actos de violencia entre las llamadas "personas de bien", que han resuelto dirimir sus diferencias a los golpes.

De manera que el llamado es a buscar la salida pacífica y civilizada a nuestros conflictos. El diálogo es la herramienta más eficaz para superar las diferencias por muy profundas que sean.

Una reacción violenta y desproporcionada podría acabar no sólo con la vida de varias personas, sino con la tranquilidad de muchas familias.

Un minuto de reflexión podría evitar muchos años de sufrimiento y de dolor.
 

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