¡La reserva de la fuente no se toca! Columna de Óscar Montes

La reserva de la fuente es uno de los principios fundamentales que soporta el ejercicio del periodismo en el mundo, en especial el que tiene que ver con las investigaciones relacionadas tanto con entidades estatales como de particulares. La inviolabilidad del secreto profesional es un principio que no puede tocarse bajo ningún pretexto. En eso no puede haber ninguna duda.

Gracias a la reserva de la fuente varios periodistas del mundo han podido llevar a cabo grandes investigaciones, como ocurrió, por ejemplo, con el caso Watergate, que terminó con la caída del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.

La identidad de la fuente principal de esa investigación siempre se preservó, pese al interés del gobierno de que se diera a conocer.

El mundo solo supo que los periodistas investigadores se referían a ella como "garganta profunda". Solo a la hora de su muerte, hace algunos años- se supo de quién se trataba en realidad.

La reserva de la fuente es un principio universal que soporta la libertad de prensa. En el Colombia, la Constitución Nacional así lo consagra. No obstante, un alto tribunal de Justicia acaba de tomar una decisión que atenta contra dicho principio al pretender obligar a Semana a dar a conocer las fuentes que le permitieron a esa revista adelantar una serie de investigaciones y denuncias.

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Se trata de una decisión absurda que debe ser rechazada con contundencia no sólo por los medios de comunicación del país, sino por todos los defensores de la libertad de expresión.

Coartar el principio de la inviolabilidad del secreto profesional es comprometer el ejercicio mismo del periodismo.

De mantenerse en firme la decisión judicial muy pocas investigaciones periodísticas en el país se podrían llevar a cabo, pues ni las fuentes reservadas -que son muchísimas- ni los periodistas se le medirían a denunciar y a investigar casos de corrupción, que son miles. En otras palabras, con esa decisión judicial lo únicos que ganan son los corruptos.

De manera que la reserva de la fuente no se toca. Afectarla con cualquier pretexto es atentar contra la esencia misma del periodismo independiente, por cierto, cada día más escaso. Esa nefasta decisión no puede prosperar.