¡Hasta allá, tampoco! Columna de Óscar Montes
El panelista Óscar Montes un homenaje a Jorge Briceño, más conocido como el "Mono Jojoy".
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Los líderes de las Farc tienen preparado para mañana en el cementerio Jardines del Apogeo en Bogotá un homenaje a Jorge Briceño, más conocido por los colombianos como el "Mono Jojoy", uno de los jefes guerrilleros más sanguinarios y crueles de esa organización subversiva.
Dicen las Farc en su convocatoria que es un homenaje al "defensor de los humildes". No es cierto. "El Mono Jojoy" no fue defensor de los humildes. Fue el jefe guerrillero que humilló, maltrató y asesinó a cientos de hombres humildes, quienes a la hora de morir vestían uniformes del Ejército y la Policía Nacional.
"Jojoy" con sus ataques, muchos de ellos utilizando los tristemente célebres "cilindros bombas", arma letal inventada por las Farc, asesinó a decenas de soldados y policías, humildes campesinos, que defendían poblaciones desde sus estaciones y sus trincheras. ¿Cuántas viudas y huérfanos humildes dejaron sus ataques?
De modo que alias Mono Jojoy no fue ningún "defensor de los humildes", como ahora de forma cínica pretenden hacerlo ver sus antiguos compañeros de armas.
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Dicen los convocantes al homenaje a Jojoy que se trata de un "ejercicio de memoria y verdad", producto de la negociación de las Farc con el Gobierno en La Habana. Habría que decir, sobre ese particular, que las Farc no pueden tratar de resaltar la verdad mediante falsedades. La verdad de las Farc no es la verdad de los hechos, ni tampoco puede ser la verdad de la Historia. La verdad verdadera es bien distinta y no puede ser manipulada, ni trastocada.
Las "cárceles" que construyó Jojoy en la selva, a las que llevó a cientos de nuestros soldados y policías, víctimas de su inclemencia y crueldad, están ahí para mostrar los hechos en su real dimensión. Ahí están las imágenes que lo muestran altanero con quienes tuvieron la desgracia de caer en su poder. Ese Mono Jojoy no es precisamente un "defensor de los humildes". Todo lo contrario: fue asesino de hombres humildes, pues los muertos del Ejército y de la Policía eran campesinos en su inmensa mayoría.
Que nuestras Fuerzas Armadas no hagan nada por honrar la memoria de miles de colombianos que murieron defendiendo nuestras instituciones no significa que nosotros nos hemos olvidado de ellos. Colombia está en mora de hacer el gran homenaje nacional a nuestros soldados y policías muertos en combate o a mansalva por las Farc y por otras organizaciones guerrilleras.
Que las Farc hayan negociado su desmovilización y su reinserción a la vida civil no quiere decir que los colombianos debamos olvidar todos y cada uno de sus crímenes, así como la responsabilidad de quienes los ejecutaron. El perdón no significa olvido. Señores de las Farc, no pretendan escribir la historia a partir de mentiras y falsedades. ¡Hasta allá tampoco!
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