"Farc: ¡devuelvan a los menores ya!": editorial de Ley del Montes
Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.
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Algunos miembros de las Farc siguen sin entender la trascendencia que tiene el Acuerdo Final que firmaron con el Gobierno en La Habana. No de otra forma puede interpretarse la desfachatez y el cinismo con que se expresan sobre asuntos muy delicados que no sólo constituyen graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario, sino que evidencian su falta de compromiso con la paz y la reconciliación que tanto pregonan.
Es el caso del vocero de las Farc en La Habana, alias Jesús Santrich, quien sin ningún pudor afirmó que en ese grupo guerrillero “no hay menores reclutados, los hay en situación de protección y no los entregaremos para que sean judicializados”.
Las declaraciones del delegado de las Farc en La Habana son de suma gravedad, pues ese grupo guerrillero se había comprometido con el Gobierno a liberar a los menores reclutados a la fuerza que están dentro de sus filas. “Se trataba de un gesto para construir confianza, pero las Farc no cumplieron”, declaró –dubitativo y resignado- en La Habana el Alto Comisionado de Paz, Sergio Jaramillo.
Ahora de labios de Santrich se viene a saber que las Farc no sólo no cumplieron, sino que nunca tuvieron la voluntad de cumplir y que todo se trató de una vulgar tomadura de pelo por parte del grupo guerrillero. Si ese es el compromiso que tendrán las Farc para cumplir todo lo pactado en el Acuerdo Final, entonces –por desgracia- este proceso de paz que recién empieza está condenado al fracaso.
Según el cínico de Santrich, los menores que están en poder de las Farc, pues fueron reclutados a la fuerza, están en situación de “protección”, desconociendo que en Colombia existen instituciones que cumplen ese objetivo, como es el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), entidad encargada de recibir a los menores para brindarles protección, no para judicializarlos, como afirma el vocero de las Farc.
El Gobierno tiene la obligación de exigirles a las Farc el cumplimiento de los compromisos adquiridos, sobre todo en asuntos tan delicados como la suerte de nuestros niños que permanecen en su poder.
Así las cosas, el desarrollo de la agenda acordada debería quedar sujeto a la devolución de los menores por parte de las Farc. Que sepa ese grupo guerrillero que Colombia no está “mamando gallo” con la paz y que los tiempo de los chistes –algo en lo que, al parecer, Santrich es especialista- quedó atrás. Con la paz no se juega y con nuestros niños mucho menos.