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¡Pasó el Carnaval, bienvenidos a la realidad! Columna de Óscar Montes

“El Carnaval nos permitió olvidarnos por unos pocos días de una realidad agobiante”.

141750_Foto: bluradio.com
Foto: bluradio.com

Culminado el Carnaval, que le permitió a Barranquilla mostrarse una vez más como la capital de la alegría, y al comenzar hoy miércoles de ceniza la Cuaresma, período de reflexión y oración para el mundo católico, también debemos ocuparnos de la cruda y dura realidad con todo lo que ello significa. Como dice Joan Manuel Serrat en Fiesta, una de sus canciones más reconocidas: "(...) Y con la resaca a cuestas / vuelve el pobre a su pobreza / vuelve el rico a sus riquezas / y el señor cura a sus misas...".

El Carnaval nos permitió olvidarnos por unos pocos días de una realidad agobiante no solo en lo que tiene que con el orden público, por cuenta de la insensatez y la irracionalidad del ELN, sino con otros asuntos delicados y complejos de la realidad nacional y local que requieren con urgencia de soluciones eficaces por parte de las autoridades competentes. 
 
En la agenda están pendientes temas como el éxodo de venezolanos hacia Colombia, que solo hasta ahora el gobierno nacional parece entender su gravedad. Desde hace años alcaldes y gobernadores de la Región Caribe viene solicitándole al presidente Juan Manuel Santos y a su canciller, María Ángela Holguín, que tomen cartas en el asunto y definan políticas claras para enfrentar esta tragedia humanitaria, que compromete no sólo la suerte de los hermanos venezolanos que vienen a nuestras ciudades en busca de un mejor futuro, sino también la de los propios colombianos, que también requieren atención en salud, educación y empleo, entre otras necesidades apremiantes. Hoy en día no hay una sola población de la Región Caribe donde no haya un grupo de venezolanos tratando de paliar sus necesidades.
 
Sin duda alguna, el Gobierno Nacional se dejó tomar ventaja de la crisis humanitaria desatada por el éxodo de venezolanos a nuestro país. Ahora se requiere de la asistencia de organismos internacionales, como las Naciones Unidas, para enfrentar este fenómeno social. El mundo debe poner sus ojos en esta agobiante, creciente y preocupante realidad.
 
En lo que tiene que ver con Barranquilla, sus habitantes -con la resaca a cuestas, como dice Serrat- deberán sacar cuentas para encontrar la forma de pagar el incremento exagerado del impuesto predial, que para muchos se volvió impagable. Pese a los reclamos justificados de muchos de los habitantes de la ciudad, la administración distrital ha dicho que la medida no tiene reversa y que bajo ninguna circunstancia será reconsiderada.
 
Hay que recordar, sin embargo, que está pendiente un debate de control político por parte del Concejo de Barranquilla a los funcionarios responsables directos del incremento desproporcionado del impuesto predial, quienes deberán explicar con cifras en la mano y con absoluta claridad su justificación. Ese debate debe hacerse cuanto antes para que los barranquilleros conozcan las motivaciones que llevaron a la administración a meterle la mano a sus bolsillos de una manera tan exagerada.

Vea aquí: "¿En manos de quién está la seguridad de Medellín?" Columna de Ana Cristina Restrepo
 
Así las cosas, con la imposición de la ceniza en la frente de los feligreses católicos también recibiremos la cruz que tendremos que cargar al dejar atrás el alegre Carnaval para enfrentar el mundo real, que poco o nada tiene que ver con ese de fantasía en que quisiéramos vivir todo el año.

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