"¡Que vuelva la fiebre amarilla!": editorial de Ley del Montes junio 10
Editorial de Óscar Montes.
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La Copa América Centenario que se celebra en los Estados Unidos no ha sido un evento feliz para la multinacional alemana de ropa deportiva Adidas. Al menos en lo que tiene que ver con la Selección Colombia, Adidas tomó dos decisiones desafortunadas. La primera fue cambiarnos el nombre y rebautizarnos como Columbia en una campaña publicitaria que ha recibido todo tipo de críticas. La avalancha de cuestionamientos fue de tal magnitud que Adidas debió ofrecer disculpas y retirar la campaña del mercado.
La otra salida en falso de Adidas tiene que ver con el cambio de nuestra tradicional camiseta amarilla por una de color blanco que en nada nos representa. Nuestro uniforme nacional es el tradicional amarillo, azul y rojo. La fiebre amarilla que se toma los estadios cuando juega nuestra Selección no se puede convertir de la noche a la mañana en la “fiebre blanca”, aunque Adidas por razones de mercadeo quiera cambiarle el color a nuestra camiseta.
Las selecciones de fútbol encarnan naciones. Naciones que tienen himnos y banderas que las representan ante el mundo. Las camisetas de las selecciones no pueden cambiarse por caprichos de los gobiernos de turno o por simple afán de lucro de quienes las fabrican. Argentina siempre lleva en su camiseta los colores de su bandera, aunque en algunas oportunidades les hace pequeñas modificaciones. Igual pasa con Brasil, Perú, Chile, Uruguay, Ecuador, Estados Unidos, Venezuela y todos los países que participan en la Copa América Centenario.
El uniforme blanco de Colombia -aunque tiene el propósito de sintonizarnos con los tiempos de diálogos de paz que corren en La Habana- no ha logrado despertar la pasión de la llamada “fiebre amarilla”. De hecho, mientras las tribunas de los estadios están llenas de fanáticos con las camisetas de ese color, en el campo los jugadores corren detrás del balón con un uniforme blanco, más parecido al de la Alemania de Adidas que a nuestra querida camiseta tricolor.
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Cuando la Selección Colombia lució una camiseta blanca en los años 80 lo hizo con la bandera tricolor terciada en el pecho. Pero ese modelo tampoco gustó. Está demostrado que a los colombianos la que nos gusta es la camiseta amarilla. Esa es la que queremos ver en todos los estadios donde juegue nuestra Selección. Así que ya está bueno de inventos. ¡Qué vuelva la fiebre amarilla a los estadios de fútbol donde juegue nuestra Selección!