Un solo lunar, la reventa de boletas: columna de Óscar Montes
Los juegos se desarrollan en Barranquilla desde el 19 de julio hasta el 3 de agosto.
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Como se dice en el lenguaje beisbolero, Barranquilla la sacó del estadio con la celebración de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Desde la majestuosa inauguración en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, hasta la cosecha de medallas doradas obtenidas por nuestros deportistas, los Juegos han sido un éxito total.
Son miles las personas que están al frente de la organización para que todo resulte impecable: el hospedaje y movilización de los 5.500 atletas con sus respectivas delegaciones, los llamados acomodadores en los diferentes escenarios deportivos, la atención a visitantes y turistas en lugares emblemáticos de la ciudad, como El Malecón y la Plaza de la Paz, el despliegue de médicos, enfermeras y organismos de socorro en clínicas y hospitales para atender a los pacientes.
El único lunar de los Juegos Centroamericanos es el expendio de boletas para que los aficionados puedan presenciar las competencias.
El negocio de las boletas terminó en manos de acaparadores y revendedores, quienes están haciendo su agosto, ante la inoperancia de las autoridades. Algunos aficionados han denunciado, inclusive, complicidad de miembros de la Policía con acaparadores y revendedores.
“Todos ellos actúan delante de la Policía, que no hace nada para evitarlo”, sostuvo un padre de familia que no pudo adquirir boletas para una competencia.
La expedición, venta y manejo de las boletas es responsabilidad de Tu Boleta, por consiguiente es Tu Boleta quien debe dar explicaciones satisfactorias sobre lo que está sucediendo. Lo que no puede pasar es que se lave las manos y descargue su responsabilidad en terceros que no tienen nada que ver con los hechos.
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La reventa de boletas -que también ocurre con partidos de la Selección Colombia de Fútbol- es un asunto delicado y las autoridades deben poner fin a la mafia que está detrás del negocio ilegal.
¿Cómo se explica, por ejemplo, que a los aficionados en las taquillas les digan que ya no hay boletas, porque todas fueron adquiridas, pero los escenarios apenas están ocupados en un 50 por ciento? ¿Quién responde por boletas ofrecidas a $30.000 pesos, cuando su precio real es de $7.000?
La reventa de boletas no puede empañar el éxito de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Hay que actuar con eficacia y prontitud para acabar con ese flagelo. Mano dura contra los revendedores y castigos ejemplares a quienes acaparen las boletas. La Policía debe dejar su actitud complaciente con los revendedores y debe combatirlos con contundencia. Si no hay autoridad, hay caos.
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