Una gran parte de los samarios se puso feliz el día en que escucharon por parte de la alcaldesa de Santa Marta, Virna Jonhson, que en tres años y medio llegaría sin interrupción el agua potable a sus hogares. Ese sueño, que más de tres generaciones tienen, parece que seguirá siendo eso, una quimera difícil de convertirse en realidad.
Con el pasar de los días, en vez de avanzar el proyecto, surgen más alertas por hallazgos que hacen inviable esta obra, que de no ajustarse tendría un alto riesgo de convertirse en un elefante blanco.
Luego de analizar el proceso licitatorio para la construcción del nuevo acueducto de Santa Marta, que costaría 1.6 billones de pesos, la Contraloría General de la República identificó debilidades en la planificación, que pueden generar riesgos para que se termine la obra y se frustre una vez más el sueño de los samarios de recibir el preciado líquido sin ayuda de motobombas o carrotanques.
El ente de control encontró más de diez hallazgos, entre los que se describe: “no se observa un estudio de financiamiento, que analice diferentes alternativas de crédito, para determinar la mejor opción financiera para atender la liquidez en la etapa de construcción del proyecto”, se lee en el documento.
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Luis Miguel Moisés, vocero de la Veeduría del Agua y activista ambiental, en diálogo con Blu Radio, explicó vacíos técnicos y financieros que presenta este proyecto y asegura que “está plagado de inconsistencias”.
Moisés asegura que, además de la ineficiencia del caudal de los ríos en que se proyecta captar el agua, existe una gran preocupación en términos de ingeniería y costos. “Para conducir el agua debe atravesar una cuesta de más de 500 metros de altura, para lograrlo proyectan traer la bomba más grande del país, cuyo consumo de energía es de 30 megavatios, es decir, el sistema pasaría de consumir 1 megavatio actualmente a gastar 30, lo que significaría una alza muy alta en la tarifa de acueducto para los samarios”, afirmó.
Recordemos que la Procuraduría, en este mismo sentido, también ha emitido sus alertas sobre este proyecto. Ante todas estas críticas y advertencias, la Alcaldía no se ha pronunciado y el proceso de licitación continúa.
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Mientras tanto, los samarios siguen cargando baldes, utilizando motobombas o pagando carrotanques para lograr tener agua potable en sus hogares.
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