“Esto es lo más duro que nos ha pasado, pero Dios no nos abandona”. Con estas palabras llegó Yudi, con más de 400 personas que tuvieron que dejar sus casas y fincas, localizadas en las veredas Betania, la Verde y El Sande, luego de que hombres fuertemente armados llegaran hasta esa zona de la parte alta de la Montañana Samaniego, en el suroccidente de Nariño .
Este desplazamiento forzado se dio solo siete horas después de que el ministro de Defensa, Iván Velásquez y la cúpula militar presidieran un consejo de seguridad en Pasto , en donde se tomaron medidas para contrarrestar la ofensiva de los grupos armados ilegales.
Los desplazados que llegaron a Samaniego manifestaron que hombres armados les advirtieron “que se tenían que ir porque la cosa se va a poner fea”. Así lo aseguró la angustiada mujer, mientras descendía de una camioneta que la trajo junto a sus hijos y mascotas.
“No logramos sacar ni una sola muda de ropa porque solo nos dieron 10 minutos para abandonar la zona antes que comenzara la balacera”, comentó Yudi, quien dijo que este desplazamiento masivo se suma al que ya hicieron otras familias de cuatro veredas de la zona rural, que desde el pasado 3 de agosto están viviendo en condiciones casi que infrahumanas en el coliseo del municipio de Samaniego.
Entre el llanto y el miedo, decenas de hombres comenzaron a bajar lo poco que sacaron. "El Gobierno nacional debe arreglar este problema porque la población civil no debe porque estar pagando los platos rotos de las negociaciones de paz que del pasado quedaron mal y por eso hoy se intensificó la guerra; por lo menos en Samaniego, en dónde tenemos que huir y dejar todo para poner a salvo nuestras vidas", dijo un habitante de la vereda El Verde.
Otros pidieron que los grupos armados ilegales y el mismo estado colombiano "los dejen vivir en paz", porque los que más sufren con la guerra son los campesinos. Según este otro testimonio, la guerra no se vive en las grandes ciudades sino en los pequeños pueblos que están abandonados por parte del Gobierno.
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Jovani Cárdenas, integrante de la Mesa Departamental de Víctimas, dijo a Blu Radio que ya son mas de 1.000 personas las que han llegado a Samaniego huyendo de los combates entre disidentes de las Farc y guerrilleros del Eln.
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"En la zona rural del municipio hay presencia del Ejército Nacional, pero no sabemos que está pasando, porque los combates siguen y con mayor intensidad", expresó Cárdenas, tras advertir que la ayuda del Ejecutivo es muy limitada y que la alcaldía sola no puede atender esta crisis humanitaria.
De las 23 veredas que hay en la parte alta de la montaña, cuatro ya son 'pueblos fantasmas' y las comunidades de las otras 19 localidades no pueden salir por culpa de la confrontación armada y por temor a caer en algún campo minado.
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Señalo Cárdenas que existe preocupación porque no se sabe nada de las comunidades que viven en las veredas La Conga, San Diego, San Antonio, San Juan, La Paloma, El Salto, El Copal, El Raizal y otras más que están debajo de Betania, porque allí las comunicaciones son difíciles y no se ha logrado llevar a cabo un corredor humanitario para entrar a la zona.
A su vez, a estas zonas, según otro líder, no se ha logrado llevar alimentos ni víveres porque los caminos están minados y hay fuertes combates entre grupos armados ilegales. Hay mas de 1.500 personas confinadas aguantando hambre y pasando necesidades, de acuerdo con la denuncia, porque no pueden dejar sus fincas y casas para hacer las labores de campo.
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Similar situación se registra en la zona rural del municipio de La Llanada, en donde decenas de personas, entre ellas niños y personas de la tercera edad, huyeron en medio de los combates entre el Ejército y, al parecer, disidentes de las Farc.
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