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El drama de una madre indígena que encontró a su hija en las disidencias de las Farc

En su relato, la desesperada madre contó que duró dos días viajando para poder llegar al punto donde estaba su pequeña hija.

Su hija está viva, venga a recogerla”, fueron las únicas palabras que recibió a través de una llamada telefónica Enersy Chindicue, integrante del resguardo de Caloto-Huila, en el municipio de Páez, Cauca, suroccidente de Colombia.

En diálogo con Blu Radio en un paraje de la zona rural de Tumaco, esta humilde madre de familia dijo que su hija Zayda Yuberly Meza Chindicue, de 13 años de edad, desapareció desde hace cuatro meses sin que nadie diera razón de qué le pudo pasar.

“La busqué por más de 15 días en las veredas, corregimientos y municipios vecinos, pero nadie decía nada”, contó la angustiada madre tras advertir que nunca desfalleció en su intento por encontrar a su hija; relató que “cada día le pedía a Dios” porque su pequeña estuviera bien.

Junto con su esposo, Nicanor Meza, mantenían la esperanza de volver a tener a su lado a su hija, pero pensaban que se había ido a buscar trabajo en un municipio cercano, porque, añadió, la pequeña Zayda siempre los ayudó con algo de dinero porque son una familia muy pobre.

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Yamid Enersy se aferró a las oraciones mientras seguía buscando a su hija y estaba segura de que la iba a encontrar sana y salva, tal y como sucedió en la tarde de este viernes, 23 de diciembre, cuando la vio vestida con camuflado, sin saber que su pequeña niña estuvo a punto de morir tras los combates que se libraron en el Alto Mira y Frontera, zona rural de Tumaco.

Allí, junto a otros tres guerrilleros, entre ellos dos ciudadanos ecuatorianos del frente de guerra Urias Rondon, disidentes de las Farc, fueron capturados por subversivos de la coordinadora guerrillera del Pacifico frente Iván Ríos.

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En su relato, la desesperada madre manifestó que duró dos días viajando para llegar al punto que le habían dicho los mismos integrantes de la coordinadora guerrillera del Pacifico, donde le entregarían a su hija a una comisión de la Cruz Roja Internacional, Defensoría del Pueblo y la Iglesia católica.

“Entonces fui yo misma” quien recibió una llamada telefónica de boca de los mismos subversivos. Contó que se asustó porque nunca había recibido una llamada así y menos de alguien que hiciera parte de un grupo armado ilegal.

“Esa llamada no duró tres minutos, me dieron las indicaciones”. Sin pensarlo dos veces la pareja de esposos decidió montarse en un bus hacia Popayán y de ahí a Pasto, luego hasta Llorente, zona rural de Tumaco, según describió Enersy.

“Fueron dos días muy largos, pero tenían el presentimiento que no sería en vano que regresaríamos a casa” con la pequeña Zayda.

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Fue sobre las 11:00 de la mañana del jueves 22 de diciembre, cuando supo que su niña hacia parte de la guerrilla y que durante más de un mes estuvo recibiendo entrenamiento en las selvas de Tumaco.

La angustia se apodero de ella, la madre de Zayda, porque no entendía nada, no podía creer lo sucedió con su hija.

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El llanto de la humilde madre continúo, pero las ganas de recuperar a su hija pudieron más, por eso después de charlar con los disidentes, logró ver y abrazar a su hija y, de la mano de la Defensoría del Pueblo y otros entes, pudo por fin rescatar a su hija; aseguró que nunca más la va a dejar ir.

Junto a Zayda, fueron libreados sanos y salvos Alendro Cabezas Biscaino, de 16 años, Edison Genaro Medina, de 18 años de nacionalidad ecuatoriana, y Diego Carrillo Patiño. Todos hacían parte de una escuadra del frente de guerra Urias Rondón del comando conjunto de Occidente de las Farc-ep.

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