El director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, lanzó una seria advertencia sobre la situación fiscal del país tras la aprobación del Presupuesto General de la Nación para 2025.
En entrevista con Sala de Prensa, Mejía calificó el panorama como “crítico” y alertó que el próximo presidente recibirá “la peor situación fiscal en al menos un cuarto de siglo”, comparable con la crisis económica de 1999.
Según el economista, aunque el Congreso aprobó un recorte de 10 billones de pesos al monto inicial, el presupuesto sigue siendo “muy grande”.
Con un total de 547 billones de pesos, el gasto público crecerá cerca del 7% frente a 2024, superando ampliamente la inflación proyectada. “Eso implica una presión muy grande sobre las finanzas públicas y un déficit fiscal que continuará siendo muy abultado el próximo año”, afirmó.
Para Mejía, la decisión del Gobierno de mantener un gasto elevado tiene un trasfondo político. “El Gobierno está pensando en cómo tener un gasto abultado, en cómo poder generar sus políticas públicas, apoyar a sus electores y mantener un presupuesto grande en un año preelectoral”, señaló, aludiendo a las elecciones presidenciales y legislativas del próximo año.
Uno de los puntos más polémicos del presupuesto es el presunto “mico” que permitiría trasladar recursos de las pensiones hacia gastos corrientes. Mejía advirtió que, aunque el Congreso puede tener la facultad para hacerlo, esta medida podría ir “en contravía del ordenamiento constitucional” y del espíritu de la reciente reforma pensional.
El riesgo es que el Gobierno utilice los flujos del sistema pensional para financiar el gasto público. Eso sería gravísimo para la sostenibilidad del sistema
sostuvo Mejía
El economista también fue escéptico frente a la posibilidad de aprobar una nueva reforma tributaria por 16 billones de pesos, necesaria para financiar el gasto. “La probabilidad de que el Congreso apruebe una reforma de esa magnitud en año electoral es muy limitada. Ningún congresista va a querer aprobar un aumento de impuestos justo antes de las elecciones”, explicó.
Si esa ley de financiamiento no se aprueba, el Gobierno tendría que aplazar recursos o, en el peor de los casos, gastar más de lo permitido, agravando el déficit. “El riesgo es que el Gobierno arranque con un presupuesto más pequeño, diga que va a aplazar 16 billones, y aun así se los gaste, como ocurrió este año”, advirtió.
De cara al futuro, Mejía fue contundente: “El próximo Gobierno va a recibir una bomba fiscal. Tendrá que recortar gasto, hacer una reforma tributaria y posiblemente acudir al Fondo Monetario Internacional”. Una advertencia que pone sobre la mesa el reto monumental que enfrentará el sucesor del actual presidente el 7 de agosto de 2026.