La Fiscalía General de la Nación imputó el delito de terrorismo a Katherine Andrea Martínez Martínez, señalada de participar en la planeación y coordinación de un atentado que habría estado dirigido contra Elkin José Henao, exintegrante de las Farc-EP, en hechos ocurridos en la localidad de Teusaquillo, en el centro de Bogotá.
Aunque el ataque estaba programado para el pasado 3 de junio, este no llegó a ejecutarse debido a que el menor encargado de trasladar el artefacto explosivo desistió ante la presencia de unidades de la Policía Nacional en la vía pública.
Según la investigación, Martínez habría tenido un rol determinante dentro de la estructura que buscaba perpetrar la acción terrorista. De acuerdo con la Fiscalía, los elementos materiales probatorios dan cuenta de que la mujer se concertó con otras personas para coordinar cada una de las fases del atentado, desde la logística criminal y la vigilancia en el sector escogido, hasta la recepción de una bomba tipo lapa con su respectivo detonador. Las autoridades señalan que Martínez transportó dicho artefacto y lo entregó a un adolescente que sería el encargado de instalarlo en el punto donde se pretendía ejecutar la acción criminal.
El fallido atentado se frustró cuando el menor observó la presencia de uniformados de la Policía Nacional en vía pública y decidió no continuar.
Durante la audiencia de imputación, un fiscal de la Seccional Bogotá le atribuyó a Martínez el delito de terrorismo, cargo que la procesada no aceptó. La entidad aseguró que las evidencias recopiladas permiten inferir su participación directa en la coordinación del plan criminal y en la manipulación del artefacto explosivo que finalmente no fue activado.
Katherine Andrea Martínez se encuentra actualmente privada de la libertad por su presunta participación en el magnicidio del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido el pasado 7 de junio en el occidente de Bogotá. Su posible vinculación a ambos hechos, el asesinato del dirigente político y la tentativa de atentado en Teusaquillo, refuerza la hipótesis de que haría parte de una estructura dedicada a planear y ejecutar ataques de carácter sicarial en la capital del país, con la característica de utilizar menores de edad para cometer los delitos.