Tras un año del derrame de crudo en la Lizama y Caño Muerto, aún hay contaminación
Cuadrillas de Ecopetrol continúan la limpieza de trazas que aún quedan en siete puntos de los dos afluentes afectados, Lizama y Caño Muerto.
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El derrame en 2018 de 550 barriles de crudo sobre las quebradas Lizama y Caño Muerto, principales afluentes del corregimiento La fortuna en Barrancabermeja, debido a una gran emanación de crudo en el pozo Lisama 158 de Ecopetrol, cambió la vida de sus pobladores.
De la pesca viven la mayorías de sus habitantes, es la principal fuente de economía, pero tras la emergencia la actividad se fue al piso porque disminuyó el pescado y el derrame de crudo sobre las dos quebradas genera desconfianza a los compradores, como lo cuentan los pescadores de la zona.
“El pescado ha bajado, pero poco, no en la misma cantidad que antes de la emergencia. Igual, ya no vienen casi personas a comprar porque si hemos tenido casos de peces que siguen bajando y huelen a petróleo”, aseguró Varón González.
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Esteban Rodríguez, otro pescador, aseguró que cada día se complica más la pesca. Con preocupación dijo que a veces no tiene como hacer el diario para mantener a su familia.
“El pescado está muy pequeño, está dura la situación, antes pescábamos 300 o 400 peces diariamente, ahora se sacan del río por ahí 80 y todos pequeños que no sirven para la venta”, agregó Rodríguez.
Tanto en la zona más cercana al pozo Lisama 158 como en sectores un poco más retirados, las familias dicen que la zona no quedó igual y que para recuperarla se necesitarán muchos años.
Felisa Portilla, quien es habitante de la Fortuna, tiene un puesto de frutas en la vía principal que conduce a Barrancabermeja, manifestó que ha sido un año largo del que aún no se recuperan y aunque reconoce que Ecopetrol ha hecho limpieza, la zona no va a quedar igual.
“Eso no quedó lo normal que era antes, aquí han hecho pruebas al agua y a pesar de que Ecopetrol dice que ya no hay riesgo, no quedó lo mismo. Ahora en verano uno va al río y se ve una nata de grasa sobre las quebradas”, manifestó Portilla.
En el sector de la Cascajera, a cuatro kilómetros del pozo Lisama 158, las 78 familias denuncian que después de la emergencia empezó a salir crudo del nacimiento de agua de donde se abastecen del líquido de manera artesanal.
Gloria Centeno, presidenta de la junta de acción comunal dice que permanentemente están sin agua. “A veces nos traen carrotanques, pero una vez se acaba empezamos a sufrir por el líquido, el nacimiento de agua está contaminado y Ecopetrol solo viene, revisa y se va”.
Los habitantes en muchos sectores del corregimiento La Fortuna denuncian que las quebradas La Lizama y Caño Muerto aún están contaminadas y no se ha dado la compensación tanto ambiental como a las familias.
Jaime Eduardo Farfán, líder de la poscontingencia Ecopetrol pozo Lisama 158, no niega que todavía hay trazas de crudo en los afluentes afectados. Sin embargo, asegura que son siete puntos los que tienen identificados en donde cuadrillas de la empresa petrolera realizan limpieza.
“Este año, poscontingencia, desarrollamos un plan de recuperación ambiental que tiene cinco componentes de flora, fauna, suelo, agua y social. Ya hemos recuperado todo el material contaminante que cayó a Lizama y Caño Muerto, hoy continuamos haciendo limpieza en puntos que presentan contaminación”, señaló Farfán.
Respecto a la calidad del agua, dio a conocer que constantemente hacen pruebas de laboratorio y monitoreo de suelo y afluentes verificando desde el punto de afloramiento hasta el río Sogamoso para determinar si hay presencia de hidrocarburos.
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Sobre el punto cero donde inició la emergencia explicó “realizamos el sellamiento técnico del pozo superficie y en fondo, ya no tenemos conectividad sobre la zona conectora y la superficie, aseguramos el pozo a lo que le llamamos abandono técnico del pozo lisama 158”.
De acuerdo con Fernando Carrillo, profesional de entorno regional central, Magdalena Medio Ecopetrol, en el corregimiento se ha llegado con inversiones que superan los $20.000 millones para trabajar en líneas de atención para la comunidad.
“Líneas de salud, educación, infraestructura, gasificación en servicios públicos y sobre esas líneas trabajando desde el mismo momento en que sucede el evento”, dijo.
Explicó que todo el proceso de atención de entorno ha estado acompañado de instituciones y espacios de diálogo entre comunidad, Ecopetrol, autoridades locales y ministerio público.
Pese al trabajo que ha venido haciendo Ecopetrol, la comunidad siente que poco se ha hecho en atención a las familias afectadas, aquellas que sustentan su diario vivir de la pesca y que vivían de un turismo que ya no se ve por culpa del derrame de 550 barriles que terminaron afectando las quebradas La Lizama y Caño Muerto, de igual forma el río Sogamoso hasta donde llegaron trazas de hidrocarburo.
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