En ocasiones, cuando se va a
Aunque el giro si puede ser cerrado y sea necesario mover el volante más de lo normal, hay que tener precaución para no forzar la dirección y no llegar al punto de tope.
Esto, porque le representa una serie de daños a los sistemas de dirección que se traducen en gastos de reparación en el mejor de los casos, pero también compromete la respuesta del volante en alguna situación que el conductor deba reaccionar.
A continuación le presentamos una serie de consecuencias negativas que tiene esta práctica:
- Desgaste prematuro de los componentes: girar el volante hasta el tope puede generar un desgaste excesivo en las partes involucradas en el sistema de dirección, como la cremallera de dirección, las juntas y los mecanismos de transmisión. Esto puede acortar su vida útil y requerir reparaciones o reemplazos costosos.
- Esfuerzo adicional en la dirección asistida: si el carro cuenta con dirección asistida hidráulica o eléctrica, al girar el volante hasta el límite, estará sometiendo a la asistencia de dirección a un esfuerzo máximo. Esto puede provocar un desgaste prematuro de los componentes de la dirección asistida y afectar su funcionamiento a largo plazo.
- Mayor tensión en las llantas: al girar el volante hasta el tope, los neumáticos se someten a una tensión extrema. Esto puede provocar un desgaste desigual y acelerar su deterioro. Además, en curvas cerradas o maniobras bruscas, puede aumentar el riesgo de pérdida de adherencia y deslizamiento.
- La suspensión del vehículo también puede verse afectada al girar el volante hasta el límite. El esfuerzo excesivo puede desequilibrar el sistema de suspensión y afectar la estabilidad y el confort de conducción.
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