El jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, negó el lunes en un mensaje de audio que quisiera tomar el poder en Rusia y justificó su rebelión abortada porque quería salvar su organización y poner en evidencia los "graves problemas de seguridad" en el país.
Por su parte las autoridades rusas hicieron todo lo posible durante la jornada del lunes para dar una imagen de normalidad a pesar del duro golpe que el intento de rebelión supone para la imagen del presidente Vladimir Putin, en plena contraofensiva en Ucrania.
La rebelión de Prigozhin, un multimillonario otrora aliado de Putin, duró 24 horas y terminó el sábado.
En su primer mensaje de audio publicado desde que pusiera fin a su rebelión, Prigozhin no reveló su paradero. Según un acuerdo alcanzado el sábado con el Kremlin con mediación del del presidente bielorruso Alexander Lukashenko, Yevgueni debería exiliarse a Bielorrusia.
"El objetivo de la marcha era no permitir la destrucción del grupo Wagner y responsabilizar a aquellos que con sus acciones poco profesionales cometieron un número considerable de errores durante la operación militar especial" en Ucrania, dijo en el mensaje de 11 minutos.
Según él, la marcha de sus hombres hacia Moscú "ha evidenciado graves problemas de seguridad en el país" porque pudieron apoderarse sin mucha resistencia del cuartel general del ejército en la ciudad de Rostov así como de varias instalaciones militares. recorriendo 780 kilómetros antes de detenerse "a poco más de 200 km de Moscú".
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Si las fuerzas de Wagner no avanzaron más fue, según Prigozhin, para no "derramar sangre rusa". También dijo que no quería "derrocar el poder" y que tenía el apoyo de los civiles que se cruzó durante la marcha.
- Normalidad aparente -
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Prigozhin volvió a afirmar haber derribado aviones de la fuerza aérea rusa, lo que Moscú no confirmó. Varios blogueros militares hablaron de seis helicópteros destruidos y de un avión de transporte.
El jefe de Wagner lleva meses acusando al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerásimov de incompetencia y de haber enviado a decenas de miles de soldados a una muerte segura.
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Según él, el ministerio trató de desmantelar a Wagner para aborberlo dentro del ejército y luego bombardeó uno de sus campamentos, matando a treinta personas, una acusación que el ejército ruso niega.
El presidente ruso apareció el lunes por primera vez desde el final de la revuelta en un video en el que se dirigía a un foro dedicado a la juventud y la industria, sin mencionar los hechos.
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Según el Kremlin, Putin también se reunió con el presidente iraní, Ebrahim Raisi, y el emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad Al-Thani, quienes mostraron su "apoyo" al líder ruso después de la rebelión armada.
Putin no ha mencionado públicamente la rebelión desde su discurso televisado del sábado, en plena crisis, en el que acusó a Prigozhin de traición.
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El ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, que desapareció durante la rebelión del jefe de Wagner, principal objeto de sus críticas, reapareció el lunes en un video pasando revista a las fuerzas rusas en Ucrania.
El grupo Wagner también aseguró que su sede en San Petersburgo (noroeste) funciona "normalmente", mientras que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, señaló que los paramilitares continuarán sus operaciones en Malí y la República Centroafricana. La organización también ha reanudado su reclutamiento en algunas regiones de Rusia, según la agencia TASS.
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Las autoridades anunciaron además el fin del "régimen de operaciones antiterroristas" en la región de Moscú y la de Voronezh, al sur de la capital, un signo de la vuelta a la normalidad.
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