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A un año de asumir el mando, el comandante general de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Hernando Cubides, presentó un balance claro: 547 combates, 14.062 integrantes de estructuras ilegales neutralizados y 3.291 laboratorios de droga destruidos.
Las cifras hablan de una ofensiva militar en ascenso. Del total de neutralizados, más de 12.500 fueron capturados, 455 eran menores de edad y 214 murieron en combate. Las acciones afectaron, especialmente, a grupos como el Clan del Golfo, ELN, Segunda Marquetalia y disidencias de las Farc.
En paralelo, se incautaron más de 794 toneladas de droga, casi 650.000 municiones y más de 4.000 armas de fuego. La minería ilegal también fue golpeada: más de 700 capturas y cientos de máquinas incautadas.
El aumento del 9 % en el presupuesto militar permitió avanzar en la modernización de equipos y en el fortalecimiento del pie de fuerza. Ya van más de 10.800 nuevos uniformados incorporados bajo el llamado “Plan 16.000”.
La estrategia se reorganizó: las fuerzas de tarea ahora operan con roles más definidos y se crearon ocho nuevas unidades de despliegue rápido. También se fortaleció el Comando Gaula y se activaron dos unidades élite contra el secuestro y la extorsión.
Cubides fue claro: “La ofensiva no se detiene. El objetivo para el próximo año es mantener la presión sobre las economías criminales y golpear con fuerza las estructuras armadas que aún amenazan regiones como Arauca, el Catatumbo, el sur de Bolívar y el Pacífico colombiano”, dijo.
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