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En medio de una operación del Plan Ayacucho, las Fuerzas Militares y la Policía lograron ubicar y destruir 52 refinerías ilegales que las disidencias habían instalado para hurtar crudo del oleoducto Trasandino, en Nariño.
Las válvulas artesanales estaban en el tramo entre los kilómetros 78 al 98 y estaban compuestas también por las denominadas piscinas artesanales, donde recogen el líquido hurtado con capacidades de hasta 20.000 galones cada una.
El general Carlos Alberto Padilla, comandante (e) de la Fuerza de Tarea Conjunta Hércules, señaló que estas piscinas están en constante combustión y al ser artesanales, generan daños irreversibles a las fuentes de agua y el suelo de la región del Nariño.
“Estas válvulas ilícitas serían de las disidencias de la Segunda Marquetalia, con su estructura Oliver Sinisterra y el comando coordinador de occidente, estructura Urías Rondón en zona rural de Tumaco y Barbacoas en Nariño”, contó el general Carlos Alberto Padilla, comandante (e) de la Fuerza de Tarea Conjunta Hércules.
El combustible extraído de manera ilegal es usado principalmente para el procesamiento de hoja de coca en los laboratorios de la región del Nariño, pero también era vendido para contrabando. Según las investigaciones, los delincuentes lograban sacar crudo avaluado en $3.500 millones, dinero con el que compraban armamento.
El capitán John Jairo Cárdenas, comandante Grupo de Operaciones Especiales de Hidrocarburos Nacional #1, explicó que el oleoducto Transandino es uno de los activos estratégicos de la nación, por lo que es importante reforzar la seguridad y planes de prevención para evitar el contrabando.
En la operación participaron además Policía Nacional, con la dirección de Carabineros, la Fuerza Aérea Colombiana y la Fiscalía General de la Nación.
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