Guillermo Cano estaba protegido por su propia conciencia: amigo
Carlos Villalba Bustillo, uno de los personajes más cercanos a Guillermo Cano, explicó cómo fue su pasión por el periodismo y la transparencia.
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Carlos Villalba Bustillo, historiador y gran amigo de Guillermo Cano, exdirector de El Espectador asesinado por Pablo Escobar, se refirió al legado que dejó este periodista que se atrevió a denunciar el perjudicial matrimonio entre el narcotráfico y la clase política del país.
“Guillermo Cano es uno de los casos más increíbles de profesionalismo en el ejercicio de la actividad periodística. Era un hombre consagrado, dedicado con toda la voluntad, el fervor, con un gran sentido de la imparcialidad, de la objetividad y sobretodo, con un gran rigor de la información periodística y al cultivo de todos los géneros que el periodismo colombiano del Siglo XX ejerció y llegó a un término en el cual los niveles eran buenos”, indicó Villalba Bustillo.
“Ese profesionalismo fue lo que le dio la posición relevante, dominante, que tuvo como director de El Espectador desde 1953 hasta el día en que infortunadamente lo asesinaron”, agregó.
Para este historiador, que conoció de cerca las preocupaciones de Guillermo Cano, la creciente relación entre el narcotráfico y la política significó para el eterno director de El Espectador, la más profunda de sus batallas, la cual libró desde su máquina de escribir.
“Una de las grandes preocupaciones de Cano como periodista fue ese maridaje que hubo entre la clase policía y el narcotráfico; él consideró que eso podría ser el principio del fin de la estabilidad institucional de Colombia, un país que pierde sus valores, dignidad, estabilidad, el sentido de la moral, es un país que está condenado al fracaso”, agregó.
Villalba Bustillo cree que tras la muerte de Guillermo y el paso de esa época oscura de atentados y bombas a manos de los carteles de la droga, la situación en el país es similar, y aseguró que la corrupción se ha logrado infiltrar en la clase política presentándole al país un horizonte desolador.
“La única diferencia que hay ahora y hace 30 años es que ahora hay menos muertes, menos atentados, menos bombas, pero el narcotráfico ha seguido penetrando la política, el Estado, con disfraces, máscaras, antifaces, los niveles de corrupción del país son inmensos”, agregó.
Al referirse a los últimos días de Cano en el periódico y sobre la falta de un esquema de seguridad, Villalba Bustillo aseguró que él, don Guillermo, siempre estuvo protegido por su honestidad y que creía que su trabajo, no podría convertirse en algo que le significara algún peligro.
“Él me decía: yo salgo de aquí a las 7, del periódico y no sé lo que pueda pasar. Eso quiere decir que sí estaba preocupado, pero nunca lo amilanó ni disminuyó su deseo de combatir el narcotráfico, eso era una forma de pensar de alguien que tenía la conciencia de que lo que hacía no tenía forma de convertírsele en un peligro, él no creía que lo que hacía, que estaba muy bien hecho, demandara la necesidad de protección, él estaba protegido por su propia conciencia”, concluyó.