Siempre soy muy condescendiente con las personas que hablan en público, porque me he pasado la vida haciéndolo, pero también esa experiencia me ha exigido preparar bien lo que voy a decir, dar la mayor información que pueda en el menor tiempo posible, con la claridad adecuada, y con la certeza de que esas palabras exponen realmente lo que pienso.
Esto lo pienso porque infortunadamente, no tenemos la posibilidad de editar lo que decimos. Aunque después salgamos a explicar, aunque intentemos aclarar, y digamos que "esto fue lo que traté de decir", siempre habrá alguien que no comprende y se queda con la primera información, alguien que dudará y sospechará de lo que hemos dicho.
Por eso, creo que es importante aprender a pensar antes de hablar, a organizar de mejor manera las ideas, recordando quizá al abogado de la película Filadelfia, quien pide que, para poder entenderlo todo de la mejor manera, le expliquen las cosas como si fuera un niño de 4 años. Esto lo digo pensando en la nueva función de Twitter, quien después de haberlo anunciado hace ya varios meses, da la posibilidad de editar hasta los primeros treinta minutos los trinos publicados.
Cuando anunciaron la medida insistí en la necesidad de aprender a comunicar de la mejor manera posible, y reflexioné en que ojalá la vida tuviera esa función de poder editar algunas situaciones, y algunas palabras que no debimos haber dicho. Es una situación que nos pide estar atentos a nuestras acciones, que nos lleva a medir nuestras palabras, ya sea que ellas tengan una alta difusión y sean escuchadas por muchas personas, o que simplemente se den en espacios cotidianos.
Esto requiere que, por supuesto aprendamos a coordinar nuestro cerebro con nuestra boca, para poder decir lo que queremos decir, y no dejar cosas entredichas para que los otros intenten entender. Yo sí creo mucho en esa frase que dice que hay tres cosas que no vuelven: la flecha lanzada, la palabra dicha y las buenas oportunidades. Yo agregaría una más: la confianza que pierden aquellos que no son claros, y con sus salidas en falso ponen en riesgo su credibilidad.