La estrategia de provocación de grupos armados contra la fuerza pública: "Presionan y graban"
Jean Carlo Mejía, director del Centro de Sensibilización y Formación en DIH, advierte que grupos armados usan provocación y grabación para presionar a la fuerza pública y viralizar supuestas violaciones a DD.HH.
En una entrevista en Sala de Prensa, Jean Carlo Mejía Azuero, director del Centro Regional de Sensibilización y Formación en Derecho Internacional Humanitario de la Universidad Militar Nueva Granada, advirtió sobre la compleja situación que enfrenta la Fuerza Pública en distintos territorios del país ante las provocaciones de grupos armados y comunidades instrumentalizadas.
Según el experto, estas tácticas buscan no solo frenar operaciones contra economías ilegales, sino también generar un impacto mediático que ponga a los militares y policías en una posición de vulnerabilidad jurídica y política.
Tenemos desde hace años unas reglas de enfrentamiento que pueden usar los soldados en materia de legítima defensa. El problema es que esas normas no se cumplen, se desconocen o no se entrenan
Explicó Mejía
Para el académico, esta falta de aplicación responde a un “miedo operacional” derivado de la ausencia de respaldo político a las actuaciones de la fuerza pública.
Militares, foto de referencia
Foto: Blu Radio
“Cuando falla la arista política, el triángulo equilátero de seguridad jurídica operacional desaparece”, advirtió, en referencia a la relación entre los factores político, jurídico y técnico que deben garantizar el accionar militar.
El especialista analizó un reciente video en el que un soldado, rodeado por civiles desarmados que lo insultaban y amenazaban, realizó disparos de advertencia al suelo, hiriendo accidentalmente a una persona por el rebote de un proyectil.
“Eso hace parte de un patrón: presionan, graban y buscan que el militar responda para luego viralizar el hecho y señalar violaciones a los derechos humanos”, afirmó.
Mejía recordó que el protocolo de actuación establece primero el diálogo y el uso gradual de la fuerza, siendo el disparo una medida “in extremis”. Sin embargo, denunció que las comunidades movilizadas por grupos criminales buscan impedir operaciones contra actividades como narcotráfico, minería ilegal o tráfico de migrantes. “Estas acciones no son espontáneas, obedecen a una estrategia de multicriminalidad que combina provocación y propaganda”, subrayó.
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El académico insistió en la necesidad de fortalecer el entrenamiento de los soldados y el respaldo institucional para evitar que el temor a sanciones paralice su labor. “Nuestros militares están increíblemente entrenados para la guerra y, aun así, no responden a la provocación. Pero el Estado debe darles garantías”, concluyó.