“No creo que a Daniel Quintero le funcione ser la nueva versión de Petro”: Mauricio Cárdenas
Para Cárdenas, el episodio no fue más que un intento de distracción y, más profundamente, una confirmación de que Quintero encarna una versión "2.0" de un estilo político basado en el espectáculo y la charlatanería, un modelo que, según él, está condenado al fracaso electoral ante un electorado.
En diálogo con Mañanas Blu, contó que Quintero se dirigió hacia la tarima mientras él hablaba. El público, al percatarse de la presencia de Quintero, reaccionó de inmediato. "La gente empezó a gritarle ladrón, ladrón, ladrón y yo a decirle a él, así no es, Quintero, así no es", relató Cárdenas sobre el tenso momento.
Mauricio Cárdenas, precandidato presidencial.
Foto: Blu Radio.
La irrupción fue percibida por Cárdenas como un intento de "robar el show", un acto de "payasadas" que, lejos de lograr su cometido, expuso lo que el exministro considera la verdadera naturaleza del disruptor, catalogándolo como "un charlatán". El auditorio, lejos de sumarse al espectáculo, reaccionó de manera decisiva: "el auditorio inmediatamente lo cayó y lo reprochó", lo que, de acuerdo con Cárdenas, llevó a Quintero a retirarse y permitió que el evento continuara su curso sin mayores interrupciones.
Daniel Quintero mostrando la bandera de Palestina en el congreso de la Andi
Foto: video Blu Radio
La estrategia de victimización, según Cárdenas, es una "constante" en figuras como Quintero y el presidente Petro, quienes, al provocar situaciones o al ser señalados, luego se presentan como víctimas de la exclusión o la falta de invitación. Cárdenas relató su contundente mensaje a Quintero: "no nos crea bobos. Quintero, no nos crea bobos". El exministro percibió en Quintero un "medio asustado" al ver que la situación no le salió como esperaba, pero su principal objetivo era, sin duda, generar tendencia en las redes sociales y desviar la atención hacia sí mismo.
El fenómeno del "show" político y la charlatanería
Para Mauricio Cárdenas, el episodio con Daniel Quintero trasciende la anécdota personal y se erige como un reflejo de una preocupante tendencia en la política colombiana. El exministro no escatimó en calificativos para describir el comportamiento de Quintero, tildándolo de "charlatán" y una "versión de Petro". Esta similitud no es menor; Cárdenas es enfático al afirmar: "Esto es Quintero es Petro 2.0, o sea, no tengo la más mínima duda". Él argumenta que ambos comparten el mismo "show" y "vanidad", la misma "vaina".
La crítica se extiende a la esencia misma de este estilo político: el espectáculo puro, la vanidad y el ego. Cárdenas lamenta que este enfoque no resuelva los problemas reales de los ciudadanos ni mejore su calidad de vida. En sus propias palabras, este tipo de política es lo que podríamos llamar en Antioquia "los culebreros, o sea, tipos que a cada problema serio le aparecen con un unguento que no resuelve nada".
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Esta analogía subraya la percepción de promesas vacías y soluciones superficiales para retos complejos que aquejan a la nación, describiendo a estas figuras como "embaucadores".